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Valencia 2007. La designación de Valencia como sede de la Copa América ha atraído la atención sobre la tercera ciudad española y ha movilizado sus recursos para adecuar las infraestructuras existentes y el litoral portuario al evento náutico. Puesta la mirada sobre la milenaria ciudad, se advierte un panorama arquitectónico caracterizado por gran cantidad de proyectos docentes y por una inquebrantable fidelidad a los principios de la modernidad clásica, mientras emerge, valenciana por excelencia, la ineludible figura de Santiago Calatrava, que da pie a una entrevista y a un artículo sobre su obra reciente.
Sumario
Joan Olmos
Urbanismo litoral
Carmen Jordá
Docente y moderna
Ana María Torres
Democracia formal
Alexander Tzonis
En la cresta de la ola
Tema de portada
Equipamientos públicos. El nuevo parque de cabecera transforma el antiguo cauce degradado del río Turia en un orgánico vergel mediterráneo que permite cicatrizar una herida urbana del pasado reciente, mientras que los equipamientos construidos en Valencia apuestan por un futuro colectivo basado en la educación de calidad, la investigación tecnológica y el comercio.
Arquitectura
Parque de Cabecera
Ampliación de Feria Valencia
Centro de Investigación CIPF
Ciudad Politécnica IDI
Colegio Público en Picassent
Casa del Alumno de la UPV
Proyectos de futuro. Además del proyecto estrella de la Copa América, ganado por Chipperfield tras un concurso internacional, y el barrio ecológico Sociópolis, la renovada imagen de Valencia se acuña con una nueva terminal aérea, nuevas instalaciones (estadio y ciudad deportiva) para el club de fútbol local, y la ampliación del museo de arte contemporáneo, a cargo de SANAA.
Copa América: Foredeck
Sociópolis
Nueva terminal del aeropuerto
Ciudad Deportiva del Valencia
Nuevo estadio del Valencia
Ampliación del IVAM
Argumentos y reseñas
Historias del arte. La exhaustiva recopilación de la producción del dadaísmo en el Centro Pompidou de París y la exposición ‘Arquiesculturas’ del Guggenheim de Bilbao, exploran el acervo de las vanguardias históricas.
Arte / Cultura
Juan Antonio Ramírez
Todo sobre Dada
Javier San Martín
Antología del volumen
Memorias de Berlín. El monumento a las víctimas del Holocausto de Peter Eisenman y la sede de la Academia de las Artes, remodelada por Günter Behnisch, testimonian la permanencia testaruda de las secuelas de la guerra. Richard Ingersoll
Campo de estelas
Manuel Cuadra
Polémicas políticasCultura clásica. Un libro hasta ahora inédito de Burckhardt sobre la pintura del Renacimiento italiano y la obra maestra de Semper sobre el estilo nos acercan aspectos fundamentales del debate cultural y estético del siglo XIX.Historietas de Focho
AMP
Autores varios
LibrosÚltimos proyectos
Jean Nouvel, tres estrenos. Las últimas obras de Nouvel en Madrid y Barcelona han puesto al arquitecto francés en el ojo del huracán. La ampliación del Museo Reina Sofía en un entorno áspero y difícil y la operación de embalaje e interiorismo de un vulgar edificio para el Hotel Puerta América —ambas en la capital—, junto con la complicada inserción de una torre monolítica en el perfil de Barcelona, son objeto de análisis crítico por parte de Chaslin, que cuestiona la capacidad de Nouvel para reinventarse.
Técnica / Diseño
François Chaslin
‘Ich bin ein Spanier’
Ala con arte
Museo Reina Sofía, Madrid
Sueños de diseño
Hotel Puerta América, Madrid 118 Proyectil confitado
Torre Agbar, Barcelona
Para terminar, los disturbios acaecidos en los barrios periféricos de las ciudades francesas han puesto de relieve la crisis social y política del país, que busca solución a un problema que va más allá del entorno construido.Productos
Software, accesorios, premios
François Chaslin
Guerra en el extrarradio
Luis Fernández-Galiano
Valencia 2007
El espectáculo construye la ciudad. Tanto los grandes eventos deportivos como las Expos tienen una dimensión urbana que convierte los acontecimientos en hitos del experimento arquitectónico. España pudo comprobarlo en 1992, con la coincidencia de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, que ofreció un puñado de hitos construidos para la mejor campaña de imagen de nuestra historia. La reciente pugna de Madrid con Moscú, Nueva York, París y Londres, con victoria final de los británicos, por adjudicarse los Juegos de 2012 ilustra los apetitos urbanos que suscita el deporte de alta competición, motor económico y añagaza simbólica para recabar inversiones públicas que pueden tematizarse desde el orgullo colectivo. Así, el calendario arquitectónico del futuro inmediato incluye el Mundial de Fútbol de Alemania en 2006, la Copa América de Valencia en 2007 y los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 (año en el que también se celebra la Expo de Zaragoza), tres eventos deportivos y televisivos que marcarán los próximos veranos, y que modificarán profundamente sus sedes ciudadanas.
En el caso de Valencia, su designación en noviembre de 2002 como sede de la regata más antigua e importante —que muchos describen como la Fórmula 1 del mar—, entre más de sesenta ciudades candidatas, tiene un doble carácter: por un lado, evidencia la ambición, dinamismo y empeño de la tercera ciudad española, capaz de competir con éxito en las exigentes ligas urbanas para la organización de acontecimientos planetarios; por otro, sirve a la vez para justificar los grandes proyectos de transformación urbana y para mostrar en el escaparate del mundo su capacidad y sus logros. La circunstancia insólita de que el último vencedor de la Copa América, el velero Alinghi, pertenezca a Suiza, un país sin mar, ha acabado dando a Valencia la oportunidad extraordinaria de rediseñar su obsoleta fachada marítima, así como la ocasión de modernizar y mejorar toda su red de transportes, desde el aeropuerto hasta el metro, y acaso también el argumento para exigir a la administración central la aceleración de la llegada de la alta velocidad a una ciudad y a un puerto de creciente centralidad económica.
Es imposible mencionar Valencia sin que en la misma frase aparezca el nombre de Calatrava, un arquitecto e ingeniero que ha logrado hacerse tan inseparable de la imagen local como la paella o las fallas, y ello pese a que su casa y su estudio están fuera de España, su obra tiene un ámbito internacional, y sus formas escultóricas sirven como logo de muy diversas instituciones o ciudades. Aunque Martin Filler en The New York Review of Books lo describa «a medio camino entre Disney y Gehry», Ada Louise Huxtable en The Wall Street Journal, «peligrosamente próximo al kitsch», y Edwin Heathcote en The Financial Times, «víctima del síndrome del icono», el valenciano es el primer arquitecto que expone en el Metropolitan neoyorquino desde que Breuer lo hiciera en 1972, y su populismo volador, volátil y voluble es un signo del espectáculo de los tiempos, tan incardinado en su época como Fra Angelico o Van Gogh, expuestos junto a él, lo estuvieron en las suyas. La energía luminosa y sensual de Valencia no la representa sólo Calatrava, pero tampoco el de Benimamet desmerece esta ciudad deslumbrante y excesiva.