Bajo el título de ‘Flicker’ (parpadeo) se presenta la obra de Hitoshi Abe (Sendai, 1962), quien, tras titularse en su país, se trasladó a Los Ángeles, donde a principios de 1990 colaboró en la sede americana de Coop Himmelb(l)au. De ellos adoptó el entendimiento de la arquitectura como activismo y un lenguaje deconstructivista que se ha ido adaptando a los alabeados tiempos que corren. El libro se publicó para la exposición ‘Body’, celebrada en 2005 en Tokio, donde podían verse las maquetas de obras como el mirallesco puente Shirasagi (1994), la zumthoriana cabaña en el bosque para invitados del grupo de comunicación Yomiuri (1997), el estadio Miyagi en Rifu (2000), el centro comunitario à la Kenzo Tange de Reihoku (2002) o el proyecto-bucle para un bloque de oficinas en Sendai, que se terminará en 2006. Junto a la elocuente documentación se insertan artículos de críticos occidentales como Aaron Betsky; aunque resultan más vívidos los comentarios de arquitectos y críticos japoneses, que pintan con técnica oriental el proceso creativo de Abe y su interpretación de la arquitectura como interfaz mediadora y sensual entre nuestro cuerpo y el espacio.