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Meseta norte. Entre la literatura épica y los informes socioeconómicos, la imagen de Castilla y León ofrece luces y sombras: el contrapunto a su extraordinario paisaje y al patrimonio construido que atesora lo ponen sus dificultades para modernizarse al ritmo de otras regiones españolas. Pero considerada como síntoma, la arquitectura reciente que empieza a colonizar su vasto territorio aventura perspectivas de cambio: proyectados por arquitectos locales o del resto de la Península, nuevos museos, auditorios, universidades o viviendas rejuvenecen el rostro ajado y venerable de la meseta norte.
Sumario
Ginés Garrido
Identidad geográfica
Castilla eterna y moderna
Darío Álvarez
Proyecto y paisaje
Obra reciente de Castilla y León
Adela García-Herrera
Castilla en común
Las arquitecturas importadas
Edificios: proyectos y realizaciones
El lugar y la memoria. Roberto Valle en una fortaleza, García y Núñez Paz en el palacio de San Boal, Arnuncio, Aizpún y Blanco en el monasterio de San Benito, y Moneo, De Teresa y Echeverría en una antigua harinera habilitan con usos culturales viejas estructuras. Por su parte, Gabriel Gallegos en el casco antiguo, Íñiguez y Ustárroz en un barrio de los cincuenta, Carlos Puente en un campus histórico, y Díaz Font y Granizo en otro campus moderno se ciñen a los dictados de la trama existente. Finalmente, Barrio y Sainz de Aja en el centro de una localidad rural, Lapuerta y Asensio en los bordes de otro pequeño municipio, Gil, Grijalba, Carazo, Grijalba y Ruiz en porciones de ciudad sin definir, y Castillo y Rodríguez Baz en las afueras desdibujadas de lo que fue un pueblo minero reinterpretan la tradición desde claves diversas.
Arquitectura
Museo del Vino, Peñafiel
Centro cultural, Salamanca
Museo de Arte, Valladolid
Museo de la Ciencia, Valladolid
Colegio de abogados, Valladolid
Iglesia parroquial, Salamanca
Biblioteca de Ciencias, Salamanca
Facultad de Biológicas, León
Polideportivo, Castrojeriz
Centro educativo, Quintanadueñas
Residencia y viviendas, Valladolid
Casa unifamiliar, Vallejo de Orbó
Libros, exposiciones, personajes
Construcciones mentales. La colección Panza di Biumo en el Museo Guggenheim de Bilbao y la retrospectiva dedicada a Sol LeWitt en el Whitney de Nueva York celebran el minimalismo canónico y sus derivaciones. Arte / Cultura
Javier San Martín
Minimalismo en el Guggenheim
Ana María Torres
Todo LeWitt en el Whithney
Versiones de sur a norte. El ‘estado del arte’ en América Latina se ilustra con cinco exposiciones promovidas por el Museo Reina Sofía; y la obra de Chillida encuentran acomodo definitivo en un viejo caserío guipuzcoano. Juan Antonio Ramírez
Latinoamérica en Madrid
Miren Jaio
Chillida-leku: el hogar del mito
Géneros de homenaje. Dos monografías conmemoran el centenario del maestro venezolano Carlos Raúl Villanueva; por su parte, las dedicadas a Clorindo Testa e Isamu Noguchi cubren sendos huecos bibliográficos.
Historietas de Focho
Eduardo Souto de Moura
Autores varios
Libros
Paisajismo, diseño, construcción
Trazos terrenales. La grieta zigzagueante que rasga una de las fachadas monumentales de Toledo aloja unas escaleras mecánicas que conducen al centro histórico; los signos y colores del código de tráfico se descontextualizan para decorar sobre el asfalto los espacios libres entre un conjunto de edificios; la vegetación teje el tapiz geométrico que alfombra y perfuma el interior de una manzana; y el acero se torna maleable para servir como malla ordenadora de un recinto fabril, articulando su relación con el campo. Técnica / Estilo
Martínez Lapeña y Torres
Escaleras de la Granja, Toledo
Topotek
Espacios abiertos en DVK, Berlín
Rotzler y Krebs
Patio residencial, Basilea
Büro Kiefer
Entorno de la fábrica TS, Neukirch
Para terminar, una visita de François Chaslin a la exposición ‘Mutaciones’ en el Centro Arc-en-Rêve de Burdeos, donde una escenografía de Nouvel introduce al visitante en lo que Koolhaas llama ‘la nueva sustancia urbana’. Productos
Equipamiento doméstico
François Chaslin
Escenas de vértigo
Luis Fernández-Galiano
Meseta norte
Antes que un paisaje, Castilla es una idea. Realidad geográfica e histórica, pero también construcción mental, la vasta extensión de las tierras del Duero ha excavado un nicho simbólico en la imaginación colectiva. Introvertida y expansiva, esa identidad mística y guerrera que levantó conventos y castillos fue fagocitada por la España eterna, enfrentando al monje-soldado con el partidario de cerrar con siete llaves el sepulcro del Cid. Sin embargo, el esplendor medieval de las catedrales se entreveró durante siglos con la prosperidad del trigo y de la lana para fabricar un territorio patrimonial y agropecuario, donde los hombres del 98 hallarían inspiración para su credo regeneracionista. Hoy Castilla y León se afana, como otras regiones interiores europeas, por integrarse en nuevos espacios económicos definidos por las infraestructuras y las leyes agrícolas de Bruselas, más allá de la demografía indecisa y el clima riguroso que configuró el espíritu del páramo, por tomar prestado un título del leonés Luis Mateo Díez.
La hora actual de la región no depende de Madrid, por más que casi toda ella esté sometida a su campo gravitatorio; y no depende tampoco de la presencia en la Moncloa de castellanos, lo mismo que el protagonismo de Andalucía en los ochenta sólo en parte tenía relación con la filiación sevillana del grupo dirigente: sería demasiado obvio asociar el AVE de Sevilla a las mayorías absolutas del PSOE, el de Barcelona a los gobiernos de coalición con CiU y el de Valladolid a la mayoría actual del PP. Si Castilla y León tiene hoy un futuro posible, está en sus propios recursos físicos y culturales, lo que la Unión Europea llama potencial endógeno, y que otra región sin mar, Aragón, ha resumido en el lema fuerza interior. Esta capacidad del territorio, que engloba desde su riqueza patrimonial y su calidad ambiental hasta su capital humano y el propio idioma al que ha dado nombre, hacen de estas tierras de vino y pan una reserva material y espiritual capaz de transitar sin tropiezos del mundo agrario al postindustrial.
Pero esta meseta son mil mesetas, y la misma región que posee la mayor cabaña bovina del país alberga la segunda empresa exportadora española, trazando un paisaje plural que marca distancias: entre Valladolid y Zamora hay un trecho que no se mide en kilómetros, y el que las dos ciudades extremas en la jerarquía del bienestar compartan recientes arquitecturas de calidad informa sólo de la energía invertida en corregir desequilibrios. En ese esfuerzo generoso Castilla y León usa su propio vivero de arquitectos, pero no tiene fronteras para el talento de otros, y muchos profesionales del resto de la Península construyen en este territorio perseverante y austero, de Burgos a León, y de Ávila o Segovia hasta Palencia. Es propio de gentes que se saben habitantes de la Valladolid de Delibes o la Zamora de García Calvo, pero también de la Salamanca del vasco Unamuno o la Soria del andaluz Machado. No es otra la idea de este paisaje.