Este libro es fruto de una tesis doctoral realizada por Ana María Torres, una arquitecta española afincada en Nueva York que simultanea los proyectos con la crítica de arte en revistas como New York Arts. Y su personaje es un modelo de cruce fructífero entre disciplinas, e incluso entre mundos distintos. Escultor, jardinero y arquitecto, Isamu Noguchi (1904-1988) también tendió un puente entre la cultura japonesa de su padre y la anglosajona de su madre. Más conocido como artista y por su colaboración en las escenografías de Martha Graham y en las realizaciones arquitectónicas de Gordon Bunshaft o Kenzo Tange, su trabajo como paisajista había permanecido en un segundo plano; para Shoji Sadao, director de la Fundación Noguchi, ése es el hueco que el libro de Torres ha conseguido llenar.

Para mejor entender el alcance de las propuestas de Noguchi y la integración en sus obras de espacio, escultura, botánica y arquitectura, la autora divide éstas en siete apartados, que van desde los espacios abiertos a los interiores, donde combinó su interés por la escultura al aire libre y la luz. La peripecia biográfica se entrevera con la valoración de los proyectos y con el recorrido por las fuentes de Noguchi, haciendo el texto más ameno; testimonio de la densidad escolar del trabajo son las notas, el índice y los apéndices finales: cronología y bibliografía selecta.