Construir en entornos rurales por los que no parece haber pasado el tiempo, cambiar de usos viejas arquitecturas o levantar nuevos edificios en delicados contextos monumentales son circunstancias más que frecuentes en el territorio de Castilla y León. Y si los arquitectos locales están habituados a desenvolverse en esos escenarios por lo general invariables, parece que los que llegan de fuera sienten el peso de la geografía y de la memoria sólo como un elemento de estímulo, dejando sobre el vasto paisaje de la meseta norte sus mejores proyectos. Como había sucedido en el pasado, en los primeros noventa las obras más significativas allí (véase AV 79-80) fueron obra de tres estudios madrileños: Ábalos y Herreros con el polideportivo de Simancas, Juan Navarro Baldeweg con el palacio de congresos de Salamanca y Víctor López Cotelo y Carlos Puente con la transformación en biblioteca de la Casa de las Conchas, también en Salamanca. El transcurso de la década ha modificado esta situación desigual desde dentro hacia afuera, y las realizaciones regionales en la región han ido teniendo una presencia progresivamente mayor en revistas, bienales y otros medios de difusión arquitectónica, sin que ello haya supuesto la disminución de la presencia foránea; más bien al contrario, Castilla y León va camino de convertirse en un enclave indiscutible de la producción contemporánea española...[+]