La riera de Sant Climent cruza Viladecans de norte a sur para desembocar en el mar después de atravesar el parque del delta del Llobregat, y suponía, con sus 2,5 kilómetros, una frontera física para el crecimiento urbano. El proyecto buscaba recuperarlo como un corredor natural de conexión entre el parque agrícola y la montaña a través de la ciudad, y convertirlo en un parque que incorpora la naturaleza autóctona. El Parque de la Riera de Sant Climent se plantea como una sucesión de caminos sensiblemente paralelos, de materiales claramente diferenciados y con una hilera de árboles de especies diferentes. Un gran sistema de pasarelas resuelve la accesibilidad de los espacios libres utilizando un lenguaje unitario en los materiales: madera y acero.

En el Parque de la Marina, elemento final del sistema, las pasarelas adquieren aún más relevancia. Una de ellas, de grandes dimensiones, salva la discontinuidad que provoca la Avenida Siglo xxi y asegura la accesibilidad de peatones y ciclistas. Es aquí donde los criterios medioambientales protagonizan la propuesta: se densifica la edificabilidad en los extremos del sector, liberando un espacio de 90.000m² donde la riera encuentra una válvula natural de inundación, y la ciudad de Viladecans un pulmón verde y un espacio público de calidad.