El corazón del Parque se formaliza como un gran paseo equipado convertido en balcón-mirador de la ciudad de El Masnou. El proyecto recupera el trazado de la calle que preveía el Plan General para garantizar la conexión entre los dos lados de la ciudad. Su desarrollo, en sentido este-oeste, permite definir un recorrido sensiblemente plano, formado por dos niveles que se adaptan a la topografía del lugar y generan dos terrazas de medidas cambiantes. La inferior se concibe como una gran plaza de arenisca donde se sitúan unas gradas con escenario, además de un quiosco, una fuente con manantiales y jardineras con plantas aromáticas. Grandes grupos de árboles, con bancos y farolas generan zonas de descanso a la sombra. En un segundo nivel, una serie de caminos conectan el entorno urbano con el corazón del parque.

Diseñado también por el estudio, el parque acoge un Hotel de Insectos: un refugio y lugar de hibernación artificial que permite que arañas, escarabajos, grillos, mantis religiosas, hormigas y otras especies se instalen con el fin de reproducirse en un espacio tranquilo y protegido. Se trata de una estructura construida con materiales naturales —piedra, cerámica, madera y piñas— dividida en estratos para diferentes tipos de anidamientos.