El objetivo básico del proyecto era ordenar, urbanizar y dotar de contenido público los espacios resultantes de la construcción del intercambiador de la Trinitat, facilitando los accesos al parque desde el barrio mediante una plaza de acceso, desde el entorno mediante una conexión por debajo de las infraestructuras y desde el área metropolitana mediante la inserción de una estación de Metro que a su vez conecta los diferentes niveles topográficos. Se buscaba asimismo disminuir el impacto visual y acústico de los nuevos viales sobre el barrio y sobre el propio parque, además de cumplir un amplio programa de equipamientos y servicios dotacionales.

La geometría del intercambiador se convierte en el instrumento de trazado a partir del cual desarrollar todos los usos: aparcamiento, equipamientos deportivos, paseo, anfiteatro, estanque, caminos y arboledas. Barreras de cipreses, dehesas de chopos y plátanos, tramas de olivos o frutales sobre estructuras metálicas... Utilizando especies autóctonas, la vegetación contribuye a modificar la escala del lugar, lo que se refuerza con una topografía centrada en un único efecto formal: una colina que sube desde la cota más baja del terreno hasta alcanzar la altura de las autopistas; las alineaciones vegetales que siguen el margen del río entran en el parque y la remontan.