Con sus 800 metros cuadrados de superficie, este pabellón forma una suerte de paisaje vertical, sinuoso y dinámico, que va creciendo y retorciéndose conforme gana altura, y que queda ensartado por un núcleo rígido de hormigón donde se ubica una poderosa escalera. Tres son las metáforas de las que da cuenta este edificio, y todas ellas tienen que ver con la cultura gastronómica china. La primera es la del shi-tang, el comedor de la casa tradicional, que se sugiere en los espacios comunes del pabellón. La segunda es la idea del paisaje, fundamental en la cultura china, y que el edificio expresa con su forma sinuosa y extendida sin solución de continuidad desde el interior hasta el exterior hasta conformar en sí misma un paisaje artificial. La tercera y última es la del dragón, el animal mítico protector de las cosechas, que se evoca tanto en los tonos color vino de la envolvente como en las más de 4.000 escamas cerámicas que la conforman. Estas últimas, además de aludir a la piel del saurio, absorben de manera natural las partículas contaminantes presentes en el aire.