Fruto de la colaboración entre el artista Wolfgang Buttress y el ingeniero Tristan Simmonds, el pabellón del Reino Unido destaca en el paisaje de la Expo por su frágil intangibilidad. El proyecto recrea el mundo desde el punto de vista de una abeja que recorre una sucesión de paisajes en su danza hacia la colmena. La experiencia de los visitantes comienza, así, con un viaje a través de un huerto, al que se sucede un prado de flores silvestres, para desembocar finalmente en la impresionante pieza central, ‘la Colmena’, un elemento escultórico de 14 metros cúbicos con un hueco esférico interior donde se intensifica la experiencia sensorial del visitante.

Formado por tres capas, este hueco se asemeja a un enjambre, y se compone de 169.300 piezas de aluminio de tres tipos distintos: barras, nudos y cordones. Las barras cosen las distintas capas entre sí; los nudos semiesféricos ligan todas las piezas; y los cordones aportan materialidad al conjunto. Mientras resuena el zumbido de cientos de abejas emitido por altavoces envolventes, todas estas piezas de aluminio reflejan los destellos irradiados por diminutas bombillas LED. Esta vibración multisensorial palpita al ritmo de la actividad capturada por un acelerómetro en una colmena a 1.500 kilómetros de distancia, en Nottingham, la ciudad natal del artista autor del proyecto...[+][+]