Edificio L’Illa Diagonal en Barcelona
Rafael Moneo  Manuel de Solà-Morales 


En el año 1986 se convocó un concurso restringido para construir en Barcelona un complejo edificio urbano sobre el amplio solar trapezoidal que quedaba comprendido entre la Diagonal y la calle Déu i Mata, por un lado, y las calles Numància y Pau Romeva, por el otro; es decir: situado en la zona de transición entre el Eixample decimonónico y la trama de las décadas de 1960 y 1970, caracterizada por la discontinuidad y la edificación abierta. En este concurso resultó vencedora la propuesta presentada por los arquitectos Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales.

Situada en la zona de transición entre el Ensanche y la trama de los años 1960 y 1970 —caracterizada por la discontinuidad y la edificación abierta—, la  intervención actúa como nexo de unión entre ambos sectores de la ciudad.

Explotar el potencial de la Diagonal como soporte de una arquitectura capaz de construir ciudad, propiciando la continuidad entre dos partes urbanas muy distintas, fue la estrategia que dictó las pautas del trabajo. El solar, en lugar de ser entendido como un vacío en el que erigir torres y volúmenes aislados que darían pie a episodios urbanos autónomos, se entendió como un lleno, como un suelo enteramente construido de la trama Cerdà que, si bien podía considerarse como una anomalía —dada la impresionante extensión de su perímetro—, también podía tratarse como una pieza más de la cuadrícula. Un elemento que amplía al mismo tiempo que compacta la trama de la Barcelona tradicional.

Partiendo de este análisis, la propuesta planteó disponer el edificio a lo largo de la Diagonal, para garantizar la continuidad del tejido urbano. Levantar un edificio de más de trescientos metros de longitud no es tarea fácil y, por ello —buscando que el importante volumen no se percibiera como una masa indiferenciada— se quebraron y segmentaron tanto la planta como el perfil, y las fachadas se dispusieron en estratos con cierta profundidad. De ahí que se prestase tanta atención a la percepción del edificio desde la calle —desde las generosas aceras—; y de ahí también que se diera mucha importancia a la visión tangencial del mismo.

Por otro lado, la imagen del edificio se confió menos a la regularidad de la superficie abstracta que simplemente al hueco. Se trata de algo poco habitual en la arquitectura de hoy y que insiste, de nuevo, en la condición urbana del bloque: el hueco entendido y aceptado como elemento urbano por antonomasia. El edificio Diagonal así lo asume y la atención al diseño del hueco —proporción, medidas, materialidad, construcción— y a su manipulación —ritmos, distancias, escalas— está siempre presente en su arquitectura. Todo lo anterior sugiere que L’Illa pretende ser un edificio atento a lo singular, a lo específico, y en este empeño se resiste tanto a la regularidad como a la simetría.

Los huecos desempeñan un papel fundamental a la hora de expresar el carácter urbano de las fachadas a la Diagonal, y de diferenciar, en las fachadas interiores, la gran diversidad de usos que alberga el edificio. 

Alzado oeste

Planta baja / Sección transversal

Planta sótano primero / Sección transversal

Detalle ventanas


Cliente Client
Winterthur

Arquitectos Architects
Rafael Moneo, Manuel de Solà-Morales

Colaboradores Collaborators
Lluís Tobella, Antón María Pàmies, Andrea Casiraghi, Francesc Santacana, Lucho Marcial, Félix Wettstein, Román Cisneros, Isabel Pericas, René Hochuli, Kate Webb (arquitectos architects)

Dirección de obra Construction supervision
Rafael Moneo, Manuel de Solà-Morales, Oriol Mateu

Consultores Consultants
Mariano Moneo (ingeniero estructura structure); Sereland, Técnicas Reunidas (instalaciones mechanical engineering)

Contratista Contractor
Agroman-Holzmann

Superficie Floor area
180.000m²

Fotos Photos
Michael Moran/OTTO, Lluís Casals/VEGAP/Madrid 2023