Acompañada por otras torres de similar altura, la nueva sede del Grupo Puig se levanta en la Plaza Europa, un enclave a medio camino entre el Aeropuerto de El Prat y la ciudad. La torre respeta estrictamente el planeamiento en planta y altura, y el propósito de que fuera percibida como una figura unitaria, y no como una simple superposición de plantas horizontales, ha llevado a plantear la espiral vítrea que envuelve el volumen. El deseo de que la torre asumiera la carga iconográfica que le corresponde como sede corporativa parece estar satisfecho con la rotunda geometría de su arquitectura, en tanto que la contundencia de la espiral alude al valor que Puig ha dado siempre a los contenedores de sus fragancias. Por otra parte, la espiral lleva a pensar en el afán de superación presente en la aventura empresarial de la compañía.

La planta —un cuadrado de 27,50 metros de lado— muestra el protagonismo del núcleo, que contribuye a definir y estructurar la superficie útil. Alrededor del núcleo se despliegan las áreas de trabajo, desde las que se disfruta del paisaje urbano. La banda vítrea dota de un atractivo filtro a los espacios interiores y ayuda a mejorar las condiciones de aislamiento de la torre —que ha merecido la calificación LEED Gold—. La neutralidad con la que el núcleo se instala en la planta permite resolver el complejo programa y hace posible adoptar las más variadas disposiciones, con una modulación de 135, 270, 405 y 810 centímetros, presente en todos los elementos del edificio.

El programa se compone de un auditorio o sala de debates —según el modelo Harvard de aula participativa— y unas salas de reuniones en el nivel -1, que a través de una escalera paralela al núcleo dentro de un doble espacio se vinculan con la planta baja. En esta se sitúa el vestíbulo y el área de recepción conectados a través de una escalera circular con la planta 1, que aloja la cafetería. Esta planta no ocupa toda la superficie, y crea un doble espacio que singulariza el vestíbulo. En la planta 2 se sitúa el restaurante, con la cocina adosada al núcleo y que se despliega en paralelo a la fachada. En la planta 3 se ubica el gimnasio con sus vestuarios, también adosados al núcleo. Las plantas 6 y 7 están unidas entre sí con una escalera metálica paralela al núcleo, mientras que la planta 9 contiene las salas de visitas y reuniones. La idea fue que la distribución permitiera generar espacios lo más diáfanos posible. El programa de uso más privado se concentra en los laterales, y todo el conjunto se envuelve con una piel tersa de vidrio que se dispone en un asbtracto juego de bandas diagonales.