Biblioteca pública, Sevilla
Cruz y Ortiz Arquitectos 

Biblioteca pública, Sevilla

Cruz y Ortiz Arquitectos 


Un solar excepcional, entre el Parque de María Luisa y el río Guadalquivir, constituye el punto de partida de la propuesta. En el entorno ajardinado de lo que fue la Exposición Iberoamericana de 1929, la biblioteca se inserta en la estructura de pabellones característica de la muestra. Aislada y singular, la nueva edificación se adapta a la geometría de la parcela y se enfrenta a lo que en otro tiempo fueron los pabellones de Perú, Uruguay y los Estados Unidos. Sus fachadas proporcionan respuestas parciales a las distintas situaciones urbanas del perímetro, generando al mismo tiempo su propia unidad. Los intersticios resultantes entre lo construido y el recinto proponen recorridos peatonales alternativos y organizan el estacionamiento de vehículos de forma descentralizada, sin romper la pequeña escala de estos espacios libres.

Situada junto al parque de María Luisa, la biblioteca se inserta entre los pabellones de ladrillo de la Exposición de 1929. Su contorno quebrado cualifica los espacios libres de la parcela con recorridos peatonales.

De contorno quebrado, una crujía de dimensiones generosas se acoda en el solar para apropiarse de un pedazo del vergel que lo rodea. Las salas de lectura y los fondos bibliográficos se acomodan en un espacio continuo, que disfruta de la doble iluminación y de las vistas simultáneas al patio y al jardín por fachadas opuestas. El patio — inesperado centro vacío de este caserón en el parque—acoge a los lectores durante gran parte del año, beneficiándose del privilegiado clima sevillano. El espacio libre más característico de la arquitectura andaluza es aquí origen de un giro que articula las distintas partes del proyecto. Las cubiertas, las estanterías, las escaleras interiores o los setos del jardín, nada escapa a la fuerza centrípeta surgida de su corazón hueco. Los dos accesos por calles opuestas tensan este movimiento circular en la crujía paralela al pabellón de Uruguay. A lo largo del vestíbulo lineal que los une, una banda agrupa los espacios servidores y retrasa a modo de filtro la aparición del patio. Las distintas zonas de estudio, con acceso directo a los libros, se extienden en dos plantas comunicadas por un espacio a doble altura al que se accede tras franquear el área de ficheros, información y control.

Sección por la fachada oeste

Las salas de lectura se extienden en un espacio continuo de dos plantas que ofrece vistas simultáneas al parque y al patio. La luz entra por ambos lados tamizada por el arbolado y las lamas.

Haciéndose eco del lugar, la biblioteca se cierra con paños de ladrillo rojo que evocan las fábricas de las viejas construcciones de la Exposición Iberoamericana. Grandes huecos de carpintería metálica se recortan en los alzados para introducir la iluminación adecuada a unos espacios interiores realzados por paredes blancas. Las lamas que cubren los ventanales y la frondosa vegetación, prolongación del parque vecino, impiden el soleamiento excesivo de este pabellón que busca en su relación con el entorno ampliar el placer de la lectura.


Cliente Client
Ministerio de Cultura

Arquitectos Architects
Antonio Cruz & Antonio Ortiz 

Colaboradores Collaborators
Blanca Sánchez, Miguel Velasco (arquitectos architects); Miguel Delgado, J. Antonio Molina (aparejadores quantity surveyors)

Consultores Consultants
Bet Figueras (jardinería landscaping);  Enrique Cabrera (estructura structure) 

Contratista Contractor
Dragados y Construcciones, Polispray (aislamiento insulation), Jolara (cubierta roof) 

Fotos Photos
Duccio Malagamba