Estadio olímpico, Sevilla
Cruz y Ortiz Arquitectos 

Estadio olímpico, Sevilla

Cruz y Ortiz Arquitectos 


Con vocación de recuperar el impulso urbano que supuso la Expo 92, Sevilla ha intentado recurrir a otro acontecimiento de repercusión internacional —los Juegos Olímpicos de 2004— como motor de la transformación de la ciudad. Para apoyar esta candidatura, la Sociedad del Anillo Olímpico encargó la construcción de un estadio junto al parque del Alamillo, con la intención de proporcionar una cabeza de puente para la expansión de la urbe hacia el norte. Aunque finalmente Atenas ganó a la capital andaluza el pulso olímpico, esta sede deportiva ha sido oficialmente inaugurada con motivo de los Campeonatos Mundiales de Atletismo celebrados el pasado verano.

Levantado sobre el sector norte de la isla de La Cartuja, el estadio olímpico sevillano ostenta una imagen pétrea y decididamente urbana que anticipa su papel como cabeza de puente en la expansión de la ciudad.

La parcela sobre la que se levanta el estadio —en el sector norte de la isla de la Cartuja— fue elegida por sus fáciles condiciones de acceso, los amplios espacios de aparcamiento disponibles y la proximidad a otras instalaciones deportivas existentes. El viaducto de San Lázaro y la ronda norte facilitan el acceso motorizado al recinto, al tiempo que lo vinculan al sistema general de infraestructuras metropolitanas. Separado del río por la línea del tren de alta velocidad que discurre paralela a su flanco oeste, el edificio se somete a ese paisaje tendido que es la vega del Guadalquivir. La cota de la pista se baja así para reducir al exterior la altura de cornisa, permitiendo a un tiempo la evacuación del público desde un nivel intermedio. Con tres plantas sobre rasante y dos más excavadas al terreno en el lado oeste, el interior aguarda como un espacio sorpresa, que sólo muestra su verdadera escala una vez franqueada la entrada. Vestuarios, cámaras de llamada, tribuna de prensa, instalaciones y 64 plazas de aparcamiento encuentran acomodo junto a las 60.000 localidades requeridas, dentro de un contenedor compacto y unitario que no revela en su envolvente la distribución del programa.

Para reducir la altura de cornisa y minimizar así el impacto del estadio en el paisaje, la pista se sitúa a una cota inferior respecto al nivel de acceso, participando de las vistas a través del ventanal abierto en el frente sur.

El volumen del estadio surge de la extrusión del perímetro poligonal y facetado que encierra la geometría curvilínea de los graderíos, y su imagen es consecuente con el esfuerzo por llegar a una racionalización constructiva de los elementos que lo integran. La estructura regular de pórticos de hormigón armado sustenta una cubierta plegada y ligera, pensada para optimizar los plazos de ejecución. Con la misma intención, las piezas que forman las gradas se usaron como celosía del gran hueco abierto en la fachada sur, un escaparate que muestra el espectáculo bullicioso del interior a todos los públicos, al tiempo que contempla la silueta de la ciudad en su aproximación inexorable, esperando a participar de forma activa en este escenario urbano.

En aras de la racionalidad constructiva, una sucesión regular de pórticos de hormigón sustenta la estructura plegada de la cubierta, y las piezas que forman el graderío se utilizan como celosías en los huecos de fachada.


Cliente Client
Sociedad Estadio Olímpico de Sevilla 

Arquitectos Architects
Antonio Cruz & Antonio Ortiz

Colaborador Collaborator
Francisco Medina (aparejador quantity surveyor)

Consultores Consultants
Ayesa (instalaciones mechanical engineering

Contratista Contractor
ACS

Fotos Photos
Duccio Malagamba