Opinión 

Enric en el recuerdo

Twenty Years without Miralles

Luis Fernández-Galiano 
14/04/2021


Veinte años después de su muerte, la memoria convoca imágenes que se desvanecen como tinta en el agua. En el esfuerzo por perfilar los contornos de esta acuarela lenta, rescato textos del papel amarillento de la prensa o las páginas satinadas de las revistas, viejas cartas manuscritas o mensajes urgentes. El Enric Miralles que emerge es sólo un reflejo borroso en un jardín de espejos, pero acaso añade algún rasgo inédito a la figura deslumbrante de un creador desaparecido demasiado pronto.

El primer pecio que extraigo del olvido es una reseña de la exposición de arquitectura deconstructivista en el MoMA, que publiqué en el número 1 de Arquitectura Viva, y donde reprochaba a sus comisarios —Philip Johnson y Mark Wigley— no haber incluido en su lista a alguna de las parejas catalanas (Piñón y Viaplana, Martínez Lapeña y Torres, Miralles y Pinós), «de calidad no inferior a muchos de los que se muestran». La arquitectura española, escribía entonces, «no tiene aún la difusión internacional que merece», y sin embargo ese mismo 1988 me felicitaba —en el balance publicado en el anuario de El País— por la proyección exterior que había logrado Miralles, en un ejercicio durante el cual Santiago Calatrava había completado el puente barcelonés de Bac de Roda para cristalizar la imagen más difundida del año. Calatrava y el cuatro años más joven Miralles aparecerían desde entonces juntos en numerosas crónicas como emblemas —pese a sus palmarias diferencias formales— de la vigorosa renovación de la arquitectura en un país que atravesaba entonces un momento dulce de su historia...

Luis Fernández-Galiano: 
Enric en el recuerdo
La belleza convulsa
Marcas gimnásticas
Catalán en Caledonia
La marca hispánica
Ceremonias del adiós

Libro: Memoria de Miralles


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