Pabellón de España es una de esas publicaciones que expresa el entusiasmo, el esfuerzo y los logros detrás de una sobresaliente obra de arquitectura. Se podría examinar este documento de múltiples formas porque amplía, ilumina y explora el significado de un edificio que ha obtenido reconocimiento universal. Bajo la mirada de su editor Luis Fernández-Galiano, este volumen aborda los elementos esenciales que definieron el diseño del arquitecto Francisco Mangado. ‘Contexto, Proceso, Edificio, Arquitecto’: estos encabezamientos son los temas ampliados por Sonia Izquierdo, César Martín Gómez y Peter Buchanan, entre otros. Fernández-Galiano, en su introducción, nos recuerda el precedente histórico del edificio: el Pabellón de España de la Expo de Bruselas de 1958, de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún. Como su homólogo anterior e imborrable, la pieza de la Exposición de Zaragoza retrata una España optimista y de actitud emprendedora, en esta ocasión navegando por las inciertas y frágiles circunstancias de un mundo que por fin se ha convertido en uno.
Otro elemento destacado es el ritmo periodístico del artículo de José María Churtichaga ‘La cerámica: diario de una pieza’, donde traza con gran detalle el día a día de la gestación y las labores, desbordantes o arriesgadas en ocasiones, de lo que se convertiría en el elemento de firma del edificio: sus troncos de cerámica. Para rematar el curso de esta notable narración, Adela García-Herrera invita a Mangado a un franco autoanálisis y a reflexionar sobre el hecho de construir. No sólo se ponen de manifiesto la tenacidad y las convicciones de Mangado como arquitecto, sino que también se llegan a entender mejor sus muchos talentos como diseñador.
Ahora que las multitudes de la Expo se han alejado, esta publicación permanecerá para algunos como un documento conmemorativo y para otros como un manual pedagógico. Lo que queda claro es que sus páginas captan la historia fascinante de un edificio que trasciende su misión representativa para pervivir en la imaginación.