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Parque escolar. Más allá de la especulación arquitectónica, el proyecto escolar de las vanguardias trató de sintonizar con la pedagogía y la medicina, que postulaban la formación del individuo a través de su socialización en el aula, del ejercicio físico y el contacto con la naturaleza. Tras un recorrido cronológico por los modelos escolares de la primera mitad del siglo xx, el análisis de tres de esas propuestas de la modernidad histórica y de otras dos que se derivan de ellas en las décadas de los sesenta y los ochenta se ofrecen a modo de prólogo para las obras que son ya escenarios educativos del siglo xxi.
Sumario
Francisco Burgos
Revolución en las aulas
Herman Hertzberger
Cinco lecciones escolares
Petersschule, Basilea
Escuela al aire libre, Amsterdam
Escuela al aire libre, Suresnes
Escuela Montessori, Delft
Escuelas Apollo, Amsterdam
Edificios: proyectos y realizaciones
Domesticar el aula. El objetivo de ser prolongación del nido hogareño se manifiesta en estas tres guarderías de otras tantas maneras: la de Columbus se vuelca sobre sí misma y hace del patio el corazón de la escuela; la de Berlín acentúa el contraste entre un exterior severo y un interior cálido; y la de Reutlingen dispone espacios para la relación entre niños de distintas edades.
Arquitectura
Carlos Jiménez
Guardería, Columbus
Dos Santos y Hoidn
Guardería, Berlín
Ackermann y Raff
Parvulario, Reutlingen
Pedagogía y programa. Además de la adecuación entre proyecto arquitectónico y programa docente, estos tres centros escolares ofrecen otras lecciones: en Ostfildern de coherencia entre forma y construcción; en Mollerusa de interpretación del lugar a través de una tipología autóctona; y en Santiago de Chile de convivencia entre el uso colegial y la dotación vecinal. Lederer, Ragnarsdóttir y Oei
Escuela y gimnasio, Ostfildern
Carme Pinós
Instituto, Mollerusa
Mathias Klotz
Escuela Altamira, Santiago de Chile
Libros, exposiciones, personajes
Mies de museos. Dos grandes museos neoyorquinos, el MoMA y el Whitney, ofrecen sendas exposiciones dedicadas a Mies van der Rohe: centrada en su etapa berlinesa la primera, y la segunda en su trayectoria americana. Arte / Cultura
Kenneth Frampton
Mies en Manhattan
Martin Filler
Mies y el mastodonteArte bienal. Bajo el título ‘Platea de la Humanidad’, Venecia acoge la 49º edición de su famosa bienal; y en Valencia inicia su andadura otra bienal que ha invadido museos y calles con el lema de ‘La comunicación entre las artes’. Javier San Martín
La Bienal de Venecia
Juan Antonio Ramírez
La Bienal de ValenciaLos términos del discurso. Se ha publicado la tercera edición de un diccionario de arquitectura imprescindible desde su aparición en 1963; y algunas monografías de autor ponen énfasis en la construcción de un discurso teórico.
Historietas de Focho
Torres y Martínez Lapeña
Autores varios
Libros
Interiorismo, diseño, construcción
Berlín diplomático. El retorno de la capitalidad también ha devuelto a Berlín su condición de sede diplomática, con la aparición de una destacada arquitectura de embajadas. Mientras los países nórdicos y México se ha decantado por levantar en el Tiergarten nuevos edificios que retoman materiales y motivos de sus respectivas tradiciones constructivas, Suiza recupera junto al Reichstag el viejo palacete donde tuvo su embajada con una obra de ampliación que abstrae los elementos compositivos de lo existente. Técnica / Estilo
María Ocón
Berlín: diplomacia urbana
Berger y Parkkinen
Embajadas nórdicas
González de León y Serrano
Embajada de México
Diener y Diener
Embajada de SuizaPara terminar, Luis Fernández-Galiano presenta la última instalación del desaparecido Juan Muñoz y la arquitectura tradicional de la nueva residencia del príncipe Felipe como iconos enfrentados de la España contemporánea. Productos
Mobiliario urbano, concursos
Luis Fernández-Galiano
Doble teatro del mundo
Luis Fernández-Galiano
Parque escolar
La escuela es doméstica. Extensión de la casa, es también escenario de la domesticación humanista de las crías humanas. Ni academia ni liceo, ni pórtico ni jardín, el parque escolar suministra espacios de amansamiento para una especie siempre en trance de asilvestrarse, lugares de doma para criaturas indómitas, palestras de docilidad para voluntades en fuga. El género humano es un género urbano, y la coreografía exigente de la existencia en común demanda eso que los educadores llaman socialización: la interiorización de las disciplinas y rituales del grupo social. Peter Sloterdijk ha explicado bien hasta qué punto la alfabetización es un proyecto de cohesión comunitaria basado en el modelo de la sociedad literaria, que hizo de las naciones modernas ficciones de públicos lectores; y ha argumentado con elocuencia cómo, si el humanismo es una escuela de domesticación, su ruina actual exige cimentar la coexistencia humana sobre fundamentos de naturaleza diferente a la literaria.
Hace bien poco tiempo, la escuela se percibía aún desde la óptica antiautoritaria de Michel Foucault y el doctor Spock. Por un lado, pertenecía a la familia de los panópticos, esos espacios de vigilancia y castigo que conforman el lado oscuro de las luces, y que los posestructuralistas franceses presentaban como ejemplo del totalitarismo ilustrado cuyas grietas había puesto ya de manifiesto la escuela de Frankfurt; por otro, se inscribía en el registro de instituciones normativas cuya disciplina colectivista se juzgaba represiva por el individualismo liberal norteamericano, toleradas sólo en aras de la necesidad histórica del encuadramiento en tiempo de crisis o escasez, pero del todo incompatibles con la persecución autónoma de la felicidad o el placer. Entre la ruina de la ilustración y el fulgor de la libertad, la escuela aparecía como un fósil vivo, un organismo de arterias endurecidas que pedagogos y arquitectos intentaban mantener a flote por medio de la cirugía disciplinar y espacial.
Consumada en su hervor narcisista la rebelión antiautoritaria, y derrotada la escuela por la televisión en el protagonismo de la indoctrinación infantil, las aulas son hoy consumidas por un fuego indócil que ha hecho de la paideia un ejercicio de supervivencia. El soliloquio de la vieja maestra en la película de Bertrand Tavernier Hoy empieza todo es una declaración de amor y de horror, un diagnóstico lúcido de la quiebra de la escuela contemporánea y un pronóstico oscuro sobre su futuro en un parque humano que ha devenido selvático al fracturarse la cohesión disciplinada de la comunidad y la familia. En un parque con reglas, la escuela puede desempeñar su función civilizadora frente a la barbarie espontánea de la especie, y su papel domesticador frente a la violencia indómita del género humano. Pero en ausencia de normas, la escuela naufraga en su utopía alfabética, y su arquitectura se disuelve en el espacio informe de la ciudad silvestre.