Hay que mirar los programas y no tanto los emplazamientos geográficos dispersos para darse cuenta de que Alfredo Arribas trabaja en un contexto global, recalca Ignasi de Solà-Morales en su introducción a esta recopilación de proyectos del autor de trabajos tan conocidos como las Torres de Ávila en Barcelona o el Gran Velvet de Badalona. Un museo y un restaurante en Japón, parques temáticos en Italia y Francia, una tienda para una gran marca deportiva en los Campos Elíseos de París o un prototipo de exhibidor y centro de venta para ser construido en un centenar de emplazamientos a lo largo y ancho de Europa se cuentan entre los últimos trabajos de Arribas, de quien hay que fijarse asimismo en los diferentes registros que es capaz de manejar para acomodarse a las demandas de sus clientes: desde la rotunda expresión técnica en la remodelación de dos casas urbanas en Barcelona para Teodoro Roviralta, hasta la delicada caligrafía, que recuerda a Enric Miralles, del pabellón multimedia para Wolkswagen en su factoría alemana de Wolfsburg. Alfredo Arribas eligió el camino siempre más largo y esforzado de no ser profeta en su tierra, pero sus clientes, sus encargos y sus proyectos pertenecen a esa cultura arquitectónica global que tarde o temprano será la única.