Aunque el nombre del equipo ‘Benthem Crouwel Lab’ alude a cierta vocación experimental, poco es lo que vincula la producción de estos arquitectos de Amsterdam con las propuestas holandesas que en años recientes han inundado las publicaciones especializadas. Coincidiendo con los veinte años de fundación del estudio, una voluminosa monografía muestra ahora la mezcla de pragmatismo profesionalista y expresionismo constructivo que les ha dado a conocer. A través de 35 obras y cinco ensayos de distintos autores se da cuenta de su afán por ensayar con métodos constructivos provenientes de campos tan ajenos a la arquitectura como la industria del automóvil. El muro cortina, los cables tensados, la malla galvanizada o los galces de neopreno aparecen como el denominador común de unos proyectos que, independientemente de la función a albergar, beben del repertorio formal de las construcciones fabriles. Tan sólo el tamaño establece diferencias entre la casa Nieuwland, la factoría Mors o el aeropuerto de Schipol. Ilustrado con grandes fotos, el libro que nos ocupa no presenta apenas planos y ni siquiera incluye los detalles constructivos que probablemente constituyan la mejor baza de un equipo cuya solvencia técnica no siempre es capaz de conmover.
