La plaza del Torico tiene la doble condición de espacio de distribución de flujos y de recinto lúdico y ciudadano. La reurbanización se aprovecha para superponer una delgada capa contemporánea al centro histórico de una ciudad con cientos de años de patrimonio acumulado, donde cada etapa ha dejado un valioso y reconocible rastro.

El proyecto se basa en un sistema de pavimentación adoquinada de piedra en el que se incrusta un patrón de líneas luminiscentes para crear una atmósfera tenue. Este patrón tiene su origen en las pendientes naturales por las que discurre el agua de lluvia y su traducción a líneas de fuerza, con las bifurcaciones e inflexiones que producen los diferentes obstáculos.

La luz, entendida como elemento fluido, se extiende por toda la plaza y se modifica por la presencia de elementos sobre rasante —la fuente del Torico— y bajo rasante —los aljibes— donde se reduce a la mitad, para evidenciar la presencia subterránea y hacer notar su valor arqueológico en el espacio público. La posible regulación de la intensidad, patrón y color de la luz intensifica la sensación lúdica en los días de celebración. Una invitación, en la ciudad de Teruel, a disfrutar de un recorrido dinámico entre elementos del pasado con carácter arqueológico y manifestaciones artísticas contemporáneas...[+][+]