La fundación Germina es una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la asistencia en la integración y aprendizaje complementario de niños en riesgo de exclusión social. Desde su creación en el año 2004, la institución ha ido creciendo y ampliando su actividad, y en la actualidad atiende directamente cada día a doscientos niños, adolescentes y jóvenes y a más de cien familias desde su sede de Santa Coloma de Gramenet, donde está establecida hace más de quince años, y ahora también desde Badalona, donde recientemente ha entrado en funcionamiento su nuevo centro, en el barrio de La Pau-Lloreda.

El programa de este nuevo edificio debía integrar los espacios destinados a las tres diferentes franjas de edades de los niños, las zonas comunes y las oficinas de la Fundación. Esta ‘paquetización’ de los usos se formaliza y expresa desde el inicio en la organización del programa, con dos locales en planta baja y un edificio entre ellos.

Así, los más de 700 metros cuadrados con los que cuenta el centro se distribuyen entre los tres espacios: los dos locales, situados en sendos edificios de viviendas existentes, y el edificio de nueva construcción, que cuenta con un gran patio abierto y una zona pública exterior habilitada como espacio de ocio para los niños.

El proyecto parte de la dualidad entre hueco y lleno. El hueco es un decalaje entre sí de las unidades a dos alturas, creando una secuencia de vacíos en ambas orientaciones, a calle y a patio, ya sean exteriores —terrazas— o interiores —dobles espacios—, que muestran la organización del programa y mejoran la calidad espacial.

El macizo proporciona continuidad entre los programas, identidad de una entidad ubicada en ‘tres edificios’. Recorriendo los dos locales y el edificio central, un mueble ordena el caos de juguetes y otros objetos, uniendo los ambientes con un único elemento adosado a las medianeras.

La fachada a la calle señala el carácter no residencial del edificio, mediante una escala singular a dos alturas —mayormente revestida de mortero proyectado— mientras que la fachada al patio se abre a un espacio controlado y protegido mediante parasoles practicables.

De carácter exterior austero, y con un presupuesto muy ajustado, el edificio busca un equilibrio entre su presencia honesta en un entorno degradado, donde no debe destacarse pretenciosamente sino integrar e integrarse, al tiempo que proporciona un lugar cálido de acogida que sea percibido por los niños como su segundo hogar...[+][+]