Arquitectura Viva se fundó cuando aún existía el Muro de Berlín, y en las trés décadas largas transcurridas desde entonces ha dado testimonio de las sacudidas sísmicas sufridas por la arquitectura geopolítica del planeta. Desde el primer proyecto del Museo Judío berlinés —concebido en el momento de optimismo asociado a la caída del Muro y finalizado de forma simultánea al 11-S neoyorquino— y hasta la crisis pandémica de 2020, la revista ha procurado aproximarse críticamente tanto a las grandes convulsiones como al recuerdo de las mismas, desde el ‘Hacer memoria’ de 1993, que se abría en portada con los nombres de víctimas en un museo del Holocausto y se cerraba con la contemporánea guerra de Yugoslavia, y hasta el ‘Memorials’ de 2017, que un siglo después de los últimos compases de la Gran Guerra rememoraba las tragedias del siglo XX. Especial relevancia en este contexto tuvo nuestro primer número doble, ‘11 de septiembre’, dedicado en 2001 al que denominábamos el primer día del siglo XXI, y el publicado dos años después sobre la guerra de Irak, ‘Babilonias’. Y como antecedentes del que ahora editamos sobre la agresión de Rusia a Ucrania pueden mencionarse ‘Estío en el Este’ en 1990, sobre el ‘año cero’ de Europa Oriental, y ‘Promesas del Este’ en 2007, que se extendía desde esa Europa hasta Rusia y Kazajistán.
La revista publicó regularmente mis artículos sobre estos asuntos aparecidos incialmente en El País, y aquí se reproducen seis de ellos que quizá dan una idea de la temperatura y el tono con que los abordamos entonces. ‘Urbicidio balcánico’ documentaba en 1993 las destrucciones de ciudades y de patrimonio cultural en Bosnia y Croacia, durante una guerra que hizo de Sarajevo un símbolo trágico; ‘El parque de cristal’ expresaba en 2001 el desaliento devastado ante el terror que había destruido las Torres Gemelas; ‘Babel contra Babilonia’ examinaba en 2003 las arquitecturas monumentales del Irak de Sadam Huseín durante la guerra con Estados Unidos; ‘Más torres y más muros’ mostraba en 2006 la resistencia manifestada por los rascacielos al shock del 11-S y la proliferación de barreras que impiden la libre circulación de personas y de ideas; ‘Teorías del terror’ llamaba en 2007 a enfrentarse a los terrorismos de todo signo con más racionalidad política y menos emoción mediática; y ‘Eurasia versus Atlántica’ comentaba en 2014 la crisis de Crimea situando en el más amplio teatro de Ucrania el objetivo de las ambiciones geopolíticas rusas, como la actual guerra en el país ha venido desdichadamente a confirmar: seis sismos sistémicos que desmienten dramáticamente cualquier esperanza de un ‘fin de la historia’.