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Promesas del Este. Los sucesivos cambios políticos y económicos acontecidos en Europa del Este tras la caída del muro de Berlín se reflejan en la muy singular cultura arquitectónica de esta región. Seis obras jalonan un recorrido del Adriático al Báltico: en Croacia y Eslovenia, dos piezas educativas responden a sus entornos urbanos con familiaridad mediterránea y con racionalismo funcionalista; en la República Checa y en Polonia, dos bloques vinculados a la cultura se visten con lamas de madera; en Lituania y Estonia, por último, dos proyectos para el cultivo del cuerpo y el espíritu se integran en el paisaje.
Sumario
Ákos Moravánszky
Campo abierto
Nuevo mapa de Europa del Este
Randic y Turato, Croacia
Bevk y Perovic, Eslovenia
Kuba y Pilar, República Checa
JEMS, Polonia
Vilius, Lituania
AET, Estonia
Tema de portada
La nueva vieja Rusia. Moscú y San Petersburgo se han convertido en el escenario donde las élites enriquecidas por el gas y el petróleo ostentan su poder mediante la construcción de edificios emblemáticos. Arquitectos extranjeros diseñan conjuntos de enormes dimensiones: en la capital se proyecta el edificio más grande del mundo, varios rascacielos y un centro de congresos y exposiciones; en la ciudad imperial se levantan la polémica torre de Gazprom y nuevas infraestructuras culturales, comerciales y de transporte.
Capitales de Kazajistán. En la república ex-soviética la vieja Almaty invierte en educación y se prepara para los Juegos Asiáticos, mientras la joven Astana, donde se trasladó la capitalidad en 1997, se inventa a gran velocidad.
Arquitectura
Foster, Crystal Island
Foster, Torre Rusia
RMJM, Torre City Palace
Hadid, Expocenter
RMJM, Torre Gazprom
Perrault, Teatro Mariinski
Wilkinson Eyre, Plan director
Grimshaw, Aeropuerto
OMA, Campus de la ciencia
Alonso Balaguer, Polideportivo
Foster, Centro de ocio
Foster, Palacio de la Paz
Argumentos y reseñas
Lecciones alemanas. El suabo Jörg Schlaich recibe el premio Entrecanales por una carrera dedicada a la búsqueda de la ligereza; con la muerte del renano O. M. Ungers desaparece un gran defensor de la teoría arquitectónica.
Arte / Cultura
Miguel Aguiló
Schlaich, tensión formal
Kurt Forster
Ungers, elogio al cuadrado
Cuerpos extraños. La exposición de Juan Muñoz en la Tate Modern de Londres y las de Jaume Plensa en el IVAM de Valencia y el MAMAC de Niza demuestran la vigencia de la escultura en el arte contemporáneo.Adrian Searle
Muñoz, sombras y silencio
Javier San Martín
Plensa, el cuerpo escritoPosmoderno de neón. Simón Marchán y Ramón Rodríguez Llera recorren la historia de Las Vegas y reflexionan sobre la evolución de esta ciudad centenaria surgida en la nada del desierto gracias al juego y al espectáculo.Historietas de Focho
Clotet y Paricio
Autores varios
LibrosÚltimos proyectos
Crónicas paralelas. Manhattan amplía su colección de hitos con dos obras recientemente terminadas: un refinado rascacielos para The New York Times y la sede del New Museum, un áspero y abstracto conjunto de cajas apiladas. Luis Fernández-Galiano entrevista a Renzo Piano en la torre del diario y visita el centro de arte, el día de su apertura, en compañía de Kazuyo Sejima.
Técnica / Diseño
Luis Fernández-Galiano
Alturas de Nueva York
Renzo Piano
Diálogo en The New York Times
SANAA
Inauguración del New Museum
Para terminar, el arquitecto Fernando Higueras, muerto en Madrid a los 77 años, deja tras de sí una obra que aúna el rigor geométrico, la empatía con la naturaleza y la expresividad escenográfica; autor del Centro de Restauraciones (la ‘corona de espinas’) en la capital o el hotel Las Salinas de Teguise, hizo del hormigón el material principal de su lenguaje constructivo.Productos
Cevisama, madera
Resumen en inglés
Eastern Promises
Luis Fernández-Galiano
La corona de pámpanos
Luis Fernández-Galiano
Promesas del Este
El Este es a la vez promesa y amenaza. A medida que la Unión Europea se extiende al antiguo glacis de la Unión Soviética, el redescubrimiento del Este trae consigo formidables experiencias políticas, significativas oportunidades económicas y fértiles intercambios sociales: las revoluciones de terciopelo, la ampliación de mercados y los flujos migratorios son activos que enriquecen el patrimonio material e inmaterial de los europeos occidentales. De forma simultánea, este proceso incorpora en la Unión élites dirigentes de fidelidad más americana que europea, sistemas productivos lastrados por la burocracia y las privatizaciones exprés, y mafias criminales con menos escrúpulos que las aclimatadas en las zonas prósperas del continente.
Si la mirada se dirige más allá, a la Rusia orgullosa de Putin o a repúblicas ex-soviéticas como el Kazajistán de Nazarbayev, donde la subida de precios del petróleo y el gas alimentan un auge económico que se vierte en moldes políticos nacional-religiosos y en sistemas de control social autoritarios —enmascarados por los kremlinólogos con la utilización de rúbricas como ‘democracia soberana’ para describir una autocracia donde el incipiente consumismo y la afirmación patriótica legitiman la ausencia de libertades—, es lícito contemplar este ascenso oriental con la reserva de quien percibe al tiempo las luces y las sombras de una etapa sacudida por un viento del Este que puede ser brisa benéfica o vendaval devastador.
Para la arquitectura, las promesas del Este han fructificado sobre todo en los Balcanes y el Báltico, dos áreas periféricas que se han sumado al diálogo cosmopolita de las formas: en una península balcánica lacerada por la guerra que fragmentó Yugoslavia, tanto la Eslovenia de Pleznik como la Croacia adriática vuelven a servir de charnelas entre la Mitteleuropa germánica y el Mediterráneo; y en unas repúblicas bálticas indecisas entre Escandinavia y el mundo eslavo, las nuevas obras suministran una identidad diferencial. Menos luminoso es el panorama en una Polonia colonizada por oficinas corporativas, una Hungría donde se ha desvanecido el ímpetu romántico de Makovec o una República Checa absorta en su belleza patrimonial.
Mientras tanto, Moscú y San Petersburgo continúan la secular tradición rusa de importar arquitectos extranjeros para sus obras más representativas, y al igual que un boloñés construyó en el siglo xv la catedral moscovita, un escocés diseñó en el xvii las cúpulas del Kremlin, franceses trazaron en el xviii los planes de las dos ciudades y un italiano realizó en el mismo siglo la catedral de San Petersburgo, hoy son también firmas internacionales —sobre todo británicas— las que restauran los viejos monumentos y proyectan los nuevos, en una orgía constructiva e inmobiliaria que tiene un eco en las estepas de Asia central, donde un turbión de despachos foráneos levantan una nueva capital para un ogro filantrópico.