Contenido
Vivienda normal. La nueva normativa técnica española busca mejorar la calidad de la vivienda sin prefijar su fisonomía. Sin embargo, su ambigüedad acaba por desanimar en la tarea creativa. Arquitectos de tres generaciones distintas reflexionan sobre la situación actual y ofrecen propuestas para reformular los modelos residenciales heredados, ilustrando cada uno de los artículos con obras de sus estudios. Se incluyen además tres ejemplos tipológicos —publicados en extenso en AV 123-124— que, por su visión bioclimática, su programa o su materialidad, aportan novedades al debate arquitectónico.
Sumario
Ignacio Paricio
La norma o la vida
Atxu Amann y Andrés Cánovas
Lugares sin nombre
Izaskun Chinchilla
Casas de cuento de hadas
Ábalos y Herreros, cuatro torres
Coll y Leclerc, una manzana
Zaera y Moussavi, un bloque
Tema de portada
Escala residencial. Ordenadas por tamaño, seis obras españolas recientes reflejan la variedad de los tipos de vivienda ensayados en nuestras ciudades. En Madrid, un volumen helicoidal forrado con paneles estriados de hormigón dibuja un gran patio de manzana abierto hacia el mediodía. Al sur de la capital, dormitorios en voladizo animan la fachada de un bloque realizado con encofrados integrales. En Zaragoza, un edificio lineal configura el borde urbano con dos fachadas de distinto carácter. En Vitoria, una pieza revestida de chapa ondulada se ha tallado en función de sus orientaciones. En Las Palmas, la tipología de la casa-patio se ha reinterpretado verticalmente para permitir disfrutar del clima canario. Finalmente, la rehabilitación de una casa-palacio en Cádiz recupera la esencia de la obra original y da lugar a cinco viviendas de realojo.
Arquitectura
Burgos y Garrido
170 viviendas, Madrid
Dosmasuno
102 viviendas, Madrid
Jaime Magén
68 viviendas, Zaragoza
ACXT/Garay y López
65 viviendas, Vitoria
López y Díaz
34 viviendas, Las Palmas
MGM/Morales y Giles
5 viviendas, Cádiz
Argumentos y reseñas
Hormigón español. La reconversión del canódromo de Carabanchel de José Ramón Azpiazu y una exposición sobre las vigas-hueso de Miguel Fisac destacan las innovaciones estructurales de los años sesenta en nuestro país.
Arte / Cultura
Marta García Carbonero
La resistencia del pliegue
Francisco Arques
Dinteles óseos
Vernáculo depurado. Bruno Taut en Japón y Bernard Rudofsky en el mundo mediterráneo descubrieron en las formas de la arquitectura doméstica una combinación equilibrada de sensualidad y austeridad.Francisco de Gracia
Tectónica oriental
Luis Fernández-Galiano
Esparta y SíbarisAntología rusa. Los escritos teóricos de Moisei Gínzburg se han recopilado en un volumen que contextualiza el legado intelectual de este arquitecto, uno de los protagonistas del constructivismo soviético.Historietas de Focho
Rudy Ricciotti
Autores varios
LibrosÚltimos proyectos
Curvas europeas. Después de años ‘plegados’ a las virtudes del ángulo agudo, Coop Himmelb(l)au y Zaha Hadid han encontrado en las líneas fluidas un nuevo campo por explorar. Los primeros concluyen un gran edificio para BMW en el que cumplen su sueño de construir una nube, mientras que la segunda diseña estaciones en las que investiga con el vidrio de doble curvatura.
Técnica / Diseño
Coop Himmelb(l)au
Más allá de las nubes
BMW Welt, Múnich
Zaha Hadid
Lenguas de hielo
Funicular Nordpark, Innsbruck
Para terminar, las enormes pantallas publicitarias que el Ayuntamiento de Madrid ha colocado en calles, plazas y chaflanes se han bautizado con diversos apelativos coloquiales. Más allá de los nombres, el empeño en rentabilizar el espacio público desfigurando su paisaje visual ha suscitado un debate sobre la desmesurada proliferación de estímulos en el ámbito colectivo.Productos
Electrónica, butacas, oficina
Resumen en inglés
Normal Housing
Ricardo Aroca
De mamotretos y chirimbolose
Luis Fernández-Galiano
Vivienda normal
La normalidad demanda la naturaleza o la regla. En una vida normal caben tanto la naturalidad como la norma, y una vivienda puede ser normal sin devenir sólo normativa. Escenario de la regularidad de los ciclos biológicos y la reiteración de los comportamientos habituales, la casa es necesariamente previsible, y su conformación arquitectónica debe ajustarse a esa condición rítmica y repetida. La costumbre de vivir y la costumbre de habitar crean secuencias de espacios y tiempos poco compatibles con la búsqueda fatigosa del azar y la sorpresa: el empeño testarudo en la innovación permanente acaba entrando en conflicto con la pereza de las formas y la tenacidad de los hábitos, porque la vida normal está pautada por la naturaleza y la convención. Los flujos metabólicos y los ritos sociales conspiran para normalizar los ámbitos de la vida, y las mejores viviendas resultan ser al cabo aquéllas que prefieren el silencio al estruendo.
En el territorio de la urbanidad contemporánea, las paralelas exigencias de espectáculo y escándalo asociadas a la visibilidad física y simbólica de los edificios singulares han acabado derramándose sobre el paisaje unánime de la residencia colectiva, y es cada vez más frecuente el uso totémico o icónico de los proyectos de vivienda. Esta desnaturalización de la sustancia anónima del alojamiento distorsiona el tejido residencial, que pasa de ser telón de fondo de las instituciones emblemáticas donde la comunidad se reconoce, a figura prominente que reclama protagonismo en el centro de la escena social, monumentalizando lo que es sólo particular y dando carácter público a lo que esencialmente pertenece al dominio privado. La vivienda que estos procesos generan es desde luego anormal, a veces subnormal, y a menudo paranormal, pero en muy pocas ocasiones adaptada al laconismo que conviene a un teatro para el esforzado oficio de vivir.
Por más que contradiga nuestras expectativas o deseos, tal mudanza de papeles entre lo público y lo privado —que los libertarios del 68 reclamaron con ímpetu, situando la revolución auténtica en la publicidad de lo íntimo y en la domesticación de lo político— ha sido plenamente consumada en la actual sociedad del espectáculo, donde lo personal se exhibe sin pudor en los medios de comunicación y donde la esfera del debate colectivo ha acabado gravitando en torno al planeta ensimismado de la experiencia cotidiana. Acaso por ello, reclamar para la vivienda la normalidad de la naturaleza o la regla resulta tan extemporáneo como lamentar la devastación de la intimidad o deplorar la privatización de lo público. Ensordecidos por el fragor del mundo, apenas prestamos atención al rumor de la vida, y el estrépito retórico de lo excepcional se impone a la música callada de lo normal, fundiendo en sombra las voces con los ecos.