Las ciudades crecen habitualmente redibujando sus periferias. El emplazamiento del proyecto es resultado de un plan de reconversión de antiguos terrenos industriales en una zona residencial de media densidad. Las primeras intervenciones se enfrentan a la ausencia de referentes, tanto arquitectónicos como naturales, que deja la antigua industria tras de sí. Ante la inexistencia de un entorno próximo cualificado y de un programa de viviendas definido, se plantea crear una red de relaciones que inicien un discurso urbano.

El solar, casi cuadrado, abre uno de sus frentes a una plaza, otros dos a calles opuestas a distinto nivel, mientras que el cuarto hace medianera. Esta distribución se aprovecha para agrupar accesos, escaleras, ascensores e instalaciones verticales en el lado adosado, dejando que los otros tres conformen un volumen continuo de viviendas. Para lograr la máxima flexibilidad de la planta se crea un sistema estructural que permite estratificar circulaciones (galerías de acceso a viviendas), instalaciones (zonas húmedas) y habitaciones (salones y dormitorios), dando lugar a una tipología mutable, cuyas variantes son múltiplos de un módulo equivalente a media crujía. Surgen así dos sistemas: el primero, una masa residencial que desarrolla la combinatoria tipológica y manifiesta en fachada la unidad residencial mediante un hueco que ilumina y articula funcionalmente cada vivienda, generando el acceso y separando zonas de día y de noche. Se trata de trasladar, en un lugar donde la climatología lo permite, la tipología de la casa-patio a la edificación en bloque, girando el sistema de coordenadas para llevar la cubierta a la fachada. Se configura un lugar ambiguo, oscilante. El interior es exterior. Lo privado es público. La fachada es cubierta. La terraza es patio.

El segundo sistema se refiere a un conjunto de fuerzas que desde el entorno modelan la masa edificada. Hacia la plaza el volumen se comprime en altura para potenciar la dimensión del espacio público, ofreciendo al desnivel entre las calles un perfil paralelo y continuo. El edificio se posa en lo alto de la parcela, gravita sobre el nivel inferior y se distorsiona en uno de sus vértices para crear continuidad espacial entre la calle, la plaza y el patio central. Éste aprovecha la diferencia de cota para plegarse sobre un garaje en rampa que, con la mínima excavación, maximiza el número de plazas. El patio, de uso privado, ya no es claustro. Se trata también de un lugar ambiguo.

El exterior es interior. Lo público es privado. La fachada es calle. El patio es plaza. El edificio puede entenderse como una de las múltiples soluciones a la ecuación de equilibrio o interdependencia de ambos sistemas, que se adaptan, se deforman mutuamente según un orden abierto que manifiesta un proceso —parafraseando a Duchamp— definitivamente inacabado... [+]


Obra

Edificio Inakasa, Las Palmas.

Cliente

Inakasa.

Arquitectos

Alexis López Acosta, Xavier Iván Díaz Martín.

Colaboradores

Santiago Espino (aparejador).

Consultores

Reveriego (estructuras); Manuel Mayor (instalaciones); Rasur (albañilería); Concasur (fachada); Seinco (divisiones); Francisco Acosta (pavimentos); Falcas (aluminio); Bigur (fontanería y saneamiento); Cristalería Insular (vidrio); Coimproma-Coytema (madera); Inoxidables Ledesma (cerrajería); Electrimega (electricidad); Eguren (ascensores).

Contratista

Dragados.

Fotos

Aitor Ortiz.