Viviendas en la calle Prior, Salamanca
Alejandro de la Sota 

Viviendas en la calle Prior, Salamanca

Alejandro de la Sota 


La insuficiencia doctrinal de los esquemas racionalistas de los CIAM se hizo patente en Europa a lo largo de los sesenta. Los problemas de la rígida postulación de una ciudad-jardín abierta se pusieron en evidencia al enfrentarse con los núcleos históricos. En la trayectoria de Sota hay una serie de propuestas residenciales que se inscriben en esta actitud crítica. Para el casco viejo de Zamora llegó a realizar doce proyectos entre 1956 y 1967, de los cuales se construyeron nueve. El primero de ellos, las viviendas y almacenes Olmedo, es un bloque exento en peine que responde a la ciudad tradicional sin renunciar a los postulados modernos.

Más radical es la propuesta de viviendas entre medianeras en la estrecha calle Prior, aledaña a la Plaza Mayor salmantina. En ella, el requisito de facilitar las vistas laterales implicó la adopción del mirador como módulo repetitivo en fachada. Sin embargo, tras esta decisión funcional —la ‘razón buena’, según Mies— se sospecha la ‘razón verdadera’: crear un bajorrelieve de prismas cristalinos de sombras transparentes que destacan sobre un rugoso fondo de caliza de Salamanca tallada con hazuela y montada en seco. Este lienzo pétreo descansa sobre un angular de acero, que a su vez apoya visualmente sobre una moldura de tableros de madera; todo el friso anterior gravita sobre un inmaterial zócalo de vidrio en un gesto extremo de afirmación y negación de lo tectónico.

La escueta delicadeza de las cajas de vidrio y metal constituye una síntesis abstracta de los miradores de la Galicia natal del autor, de los enrejados ya ensayados en Esquivel y de los balcones y ventanas tradicionales. Paradójicamente, el resultado final tiene un carácter tecnológico que evoca las carrocerías ferroviarias. Las delgadas carpinterías móviles de aluminio se insertan en bastidores fijos de perfiles de acero que liberan las esquinas, rematadas con piezas curvas de metacrilato, y el alféizar, donde apoya una repisa de luna Securit.

Un componente de la obra sotiana es el recurso a las ambivalencias perceptivas. Como ejemplo, la lectura de los miradores oscila entre dos sistemas mutuamente excluyentes, el planimétrico del vidrio y el lineal de las carpinterías. Por otro lado, encima del portal las ventanas de guillotina desplazan la axialidad. Asimismo, en el zócalo, mínimos desajustes sobre los ejes estructurales de las carpinterías divisorias hacen que se perciba el lienzo de vidrio en una lectura alternante frontal o serial. Gracias a estas ambigüedades ópticas, la fachada, como diría Eliot, «se mueve permanentemente en su quietud»... [+]