Gobierno Civil, Tarragona
Alejandro de la Sota 

Gobierno Civil, Tarragona

Alejandro de la Sota 


A partir de 1950, superada la etapa de aislamiento, nuestro país volvió a apostar por las formas de la arquitectura internacional. Con la reapertura de las embajadas extranjeras, los organismos públicos y el sector privado se desmarcaron de la escena nostálgica que había predominado después de la Guerra Civil. Las obras de los arquitectos de esa generación reflejan un resurgimiento del lenguaje moderno, cuyos mejores ejemplos se realizaron en la segunda mitad de la década.

En el transcurso de los primeros años cincuenta, Sota abandona los presupuestos revisionistas empleados en Esquivel, experimenta los procedimientos informales del empirismo y, finalmente, adopta un método de composición matricial que utilizará a partir de ese momento. Los concursos para las delegaciones de Hacienda de Tarragona (1954) y La Coruña (1956) dan una idea clara del cambio de registro. Los rasgos nórdicos del primer concurso, tomados de Asplund o del Jacobsen más joven, no aparecen en la propuesta aséptica y modular de la delegación gallega, en la que se aprecia la participación de Ramón Vázquez Molezún.

El Gobierno Civil de Tarragona es producto de un concurso del año 1956, y su construcción se extiende de 1959 a 1963. Esta vez en solitario, Sota ajusta los volúmenes a una malla estructural, un procedimiento ya ensayado en el concurso de La Coruña. El contenido del programa, institucional y doméstico, se expresa en el frente principal del edificio; viviendas y oficinas aparecen como partes diferenciadas, separadas por una terraza. Sota resuelve el proyecto de forma paradójica: el cuerpo administrativo se ciñe a la forma trapezoidal del solar y, adoptando un papel secundario, sirve de basamento al volumen cúbico de las viviendas. El juego informal de las terrazas sustraídas a ese prisma doméstico de piedra y vidrio se convierte en la seña de identidad del edificio.

Como Mies van der Rohe, Sota emplea la abstracción geométrica y reprime la expresión formal de la construcción para reforzar su carácter escultórico. En el diseño apurado de todos los elementos se toma algunas licencias, como el cambio de la estructura de hormigón a otra metálica en el pórtico del frente principal, con el fin de hacer nítida la separación entre el zócalo de oficinas y el prisma de viviendas, o como las barandillas de las terrazas, que ocultan el espesor de los forjados.

La restauración del edificio, llevada a cabo por el propio Sota en colaboración con Josep Llinás entre 1985 y 1987, ha dado de nuevo lustre a este hito del lenguaje moderno en la España aperturista... [+]