Colegio mayor César Carlos, Madrid
Alejandro de la Sota 

Colegio mayor César Carlos, Madrid

Alejandro de la Sota 


El auge universitario madrileño de los años sesenta fomentó una proliferación de colegios mayores alrededor de los campus. Dentro de este nutrido grupo sobresale por su original tipología y su extraña monumentalidad el César Carlos de Sota, no lejano en su escueto lenguaje abstracto del anterior Gobierno Civil de Tarragona.

El acceso a este colegio mayor, que se adapta a una ladera a poniente por medio de plataformas, tiene lugar desde la calle Menéndez Pidal, por un largo corredor bordeado de setos. Las terrazas perimetrales protegen con su profusión vegetal la privacidad de la residencia, estableciendo sin embargo sutiles referencias con los vecinos colegios mayores, así como con las naves del CENIM. El programa se fragmenta en dos volúmenes muy contrastados: el centro comunitario, bañado por una luz nórdica tamizada por los castaños de indias; y la zona residencial, más mediterránea en sus formas de aristas precisas y sombras duras. La cohesión entre dos piezas tan dispares descansa en la unidad de proporciones de los huecos y las carpinterías, y en la irisada plaqueta ocreverdosa.

El cuerpo bajo de servicios alberga al norte la recepción, la administración y las zonas auxiliares, mientras en el amplio estar meridional a doble altura confluyen el bar, los comedores y el área de televisión; su lenguaje es casi doméstico y cercano a posteriores proyectos unifamiliares. A lo largo de un pasadizo subterráneo o de un doble sendero de baldosas se llega al pabellón de dormitorios, cuyo volumen evoca un ‘arco triunfal’.

En clara referencia a la clásica división tripartita, el podio del edificio sería el volumen semienterrado de la biblioteca. Actuarían de pilastras los cuerpos verticales de los dormitorios, agrupados en racimo. Como coronación, el entablamento del gimnasio acristalado a ambos lados y que protege del viento el solarium y las terrazas superiores. A fin de aminorar la rotundidad monolítica de esta ‘puerta honorífica’, las cajas de escaleras sobresalen de la línea de cornisa, se modela el retranqueo de las habitaciones y se recurre a las barandillas de tubo y a la delgadez de las carpinterías. Por último, el cuerpo de dormitorios manifiesta complejas tensiones entre lo unívoco y lo dual. Hacia el sur, los retranqueos de las habitaciones acentúan las simetrías secundarias, con lo cual el verdadero eje del edificio es un vacío entre dos torres idénticas. Por el contrario, en el lienzo neutro de la fachada posterior prima una lectura axial gracias al gesto unitario de las amplias superficies acristaladas y a las inflexiones de los portales y las terrazas... [+]