Edificio de Correos, León
Alejandro de la Sota 

Edificio de Correos, León

Alejandro de la Sota 


En los años anteriores a este proyecto, Sota no tiene la oportunidad de construir. A pesar de ello, mantiene su intransigencia sonriente cuando de nuevo tiene ocasión de materializar un prisma claro, compacto, capaz, flexible y exacto. En medio del bullicio posmoderno, Sota se mantiene fiel a los principios ‘heredados’ del Movimiento Moderno, y permanece impermeable a la novedad con seguridad creciente en su propio trabajo.

La central de Correos y Telecomunicaciones de León se construye con una estructura clara y neutra que organiza levemente su espacio interior. En él, un mecanismo esquemático de yuxtaposiciones permite situar los diferentes recintos con una lógica pragmática ausente de retórica formal y ajena por completo al exterior. El acartelamiento de las vigas en sus encuentros con los pilares, la disposición de los conductos vistos, e incluso el ritmo estriado de la chapa de los forjados y las delicadas barandillas de tubo de acero aluden al ámbito industrial, pero sin crudeza. Así, la intención del autor está satisfecha. «La nueva sede de Comunicaciones en León es un edificio funcional y realizado con medios actuales. Posiblemente no más». Pero su atención se concentra en la piel del edificio, a la que confía el carácter expresivo de una máquina de su tiempo y a la que debe los momentos más brillantes.

El proyecto de León no es fácil. Sus fachadas están llenas de guiños. Tampoco es objetivo; se ha contagiado de la ironía venturiana. La fachada principal abre a una plaza y acepta con naturalidad los acontecimientos que debe soportar. De abajo arriba, se compone de patio inglés, zócalo aplacado en granito, parasol continuo, balcón corrido, paños de chapa de acero con huecos verticales y coronación de balcones y retranqueos, que aportan a la edificación su carácter público. Sin embargo, el acceso principal se produce de soslayo y elevado media planta; también es posible bajar a la estafeta situada en el semisótano. Sólo el sutil y brillante garabato de la barandilla de la escalera indica que hay que subir. En las fachadas se encuentran pequeñas duplicidades y simetrías, que concentran y guían la mirada sobre la tensa piel del edificio.

Este artificio no es arbitrario, ni fruto de una fijación del arquitecto, sino que, y aquí radica la fuerza de Sota, surge de una mirada más aguda, más ingenua y extraordinariamente clara que le permite plantear el proyecto de un modo perverso que pone en valor ciertas condiciones de la obra. El sistema es arriesgado, ya que confía la solución a esa visión inicial de una iluminación aparentemente sensata y obvia, pero de gran sofisticación intelectual... [+]