Situado en la antigua zona portuaria de la ciudad de Oporto, el edificio de viviendas ocupa una parcela estrecha frente al estuario del Duero. El proyecto explora la idea de apilamiento, superponiendo conceptualmente tres cajas de hormigón que contienen los apartamentos. Para conseguir este efecto —sin necesidad de duplicar la estructura del suelo y el techo— el canto del forjado se amplía al llegar a la fachada. Una estrecha ranura moldeada en el hormigón marca la separación entre los prismas. En los alzados sur y este las piezas se desplazan ligeramente entre sí, enfatizando el dinamismo del conjunto. En el interior, esta rotación permite que las habitaciones tengan vistas oblicuas hacia la ría.

La distribución en planta se adapta a la geometría irregular de la parcela haciendo un quiebro en el lindero oriental. A partir de este punto de articulación, donde se sitúa el núcleo de escaleras, la vivienda se polariza en dos direcciones opuestas, separando las habitaciones íntimas que se orientan hacia el patio trasero y las estancias comunes que vuelcan hacia la calle. En ambos frentes, las tres cajas de hormigón se cierran con paños continuos de vidrio, maximizando así la entrada de luz natural y el contacto con el paisaje.