Dentro del área metropolitana de Oporto, la freguesía de Oliveira do Douro se sitúa en la margen izquierda del río y forma parte del municipio de Vila Nova de Gaia. En este entorno suburbano, la casa se concibe como un mirador que se eleva ligeramente sobre la ladera y se orienta hacia el Duero.

Con forma de trapecio, la planta se introduce como una cuña en el terreno inclinado, de manera que el primer nivel se encuentra semienterrado. En contraste con los muros de contención de piedra, el volumen principal se reviste con un zócalo de mármol y un enlucido blanco. El nivel de abstracción de esta pieza, que sólo cuenta con dos huecos alargados, genera una imagen etérea que se funde con los cielos nublados del clima oceánico. Para no interrumpir las vistas hacia el río, la esquina este se sostiene en voladizo tanto en el porche inferior como en la terraza superior, evitando pilares intermedios. Este vértice coincide con la cota más elevada de la cubierta que se inclina ligeramente en la dirección contraria a la pendiente. La piscina climatizada, situada en el límite de la fachada noreste, se reviste con el mismo pavimento que bordea el jardín, disolviendo así la frontera entre el interior y el exterior.