Situado en una de las más típicas calles de Foz do Douro, un tradicional barrio junto a la desembocadura del Duero, el edificio es un volumen independiente, que alberga tres viviendas y una terraza comunitaria sobre un espacio comercial en planta baja y un aparcamiento subterráneo.

El volumen, cuya imagen destaca por la potencia del hormigón visto y por el rigor de las retículas que dibujan sus fachadas este y oeste, se separa de las construcciones vecinas a través de una rampa de acceso al aparcamiento al norte, y de un camino estrecho al sur, que conduce a la entrada principal.

Las tres unidades, que ocupan respectivamente las plantas primera, segunda y tercera, se organizan de manera que las zonas de estar miran a poniente —hacia el Atlántico— y las habitaciones a la pequeña calle, más tranquila, al este del edificio, mientras que las cocinas y el núcleo de comunicaciones se disponen en el centro de la planta. Los alzados norte y sur son prácticamente opacos, mientras que en la fachada este —parcialmente abierta para preservar la privacidad permitiendo al mismo tiempo pequeños balcones— y la oeste —totalmente acristalada y asomada a las espectaculares vistas del océano— la equilibrada retícula de hormigón confiere ritmo vertical a la composición, y funciona como brise-soleil.