Proyectada para conmemorar la obra del cineasta Manoel de Oliveira, el más conocido y longevo de los directores portugueses, la Casa do Cinema es una pequeña construcción de hormigón armado y dos alturas, similar a una cámara de cine cuyas dos grandes lentes evitan los edificios circundantes para buscar las vistas lejanas. De esta forma, y como Oliveira hace en su propia producción cinematográfica, donde predominan los planos fijos ante los que transcurre la acción de sus películas, la Casa do Cinema observa curiosa el transcurrir del tiempo y el paisaje de Oporto.

Su perfil cúbico, no muy diferente al de las casas vecinas, presenta una planta quebrada para adaptarse a las características del solar y de las vistas. Horizontalmente, el proyecto se divide en dos partes claramente diferenciadas. La planta baja, recubierta exteriormente por paneles metálicos sin pulir, contiene el acceso al centro, la escalera y el ascensor de comunicación vertical, así como un pequeño salón de actos para unas 35 personas. El nivel superior, por su parte, presenta un acabado de mortero monocapa gris oscuro. Dentro, el polígono irregular de la planta se ocupa con puestos de visionado y de lectura, salvo en los dos volúmenes en voladizo de la fachada oeste, girados entre sí y presididos por dos grandes mesas. La orientación de estos cuerpos está determinada por el deseo de sortear la visión de dos torres de vivienda de quince plantas situadas a tan solo 35 metros de distancia. Gracias a este gesto, los usuarios del centro pueden disfrutar de vistas del río y del mar. La cubierta a dos aguas, plegada hacia el interior, es de zinc, y los suelos son de madera oscura, salvo en el vestíbulo y en las escaleras, de mármol gris. Una escalera muy tendida, a modo de gran lengua, hace accesible el edificio desde la calle situada en el lado oeste del solar.

La Casa do Cinema también cuenta con una planta sótano con aseos y archivos; el acceso rodado a este nivel es, a su vez, la entrada al garaje de la vivienda del propio Oliveira, situada a unos pocos metros de distancia, en el jardín trasero. Se trata de una casa semiexenta, cuyo núcleo de comunicación vertical se adosa al muro medianero para liberar la mayor cantidad de fachada posible. Siguiendo un esquema convencional en la arquitectura residencial, la planta baja de la casa alberga los espacios principales de estancia, concentrando los dormitorios, junto a un pequeño despacho, en la planta superior. Exteriormente, la vivienda constituye un fondo neutro, con grandes ventanas horizontales y color blanco, ante el que destaca el volumen más expresivo del edificio público.