El nuevo equipamiento para los distritos barceloneses de Nou Barris y Sant Andreu busca la integración en su contexto, articulando un sistema de espacios verdes de la zona que enfatizan los recorridos peatonales.

La envolvente se materializa en ladrillo, jugando con celosías y la disposición de sus aparejos según las necesidades del edificio de una planta y con una cubierta ajardinada que incorpora placas fotovoltaicas. El edificio consta de cuatro salas de vela, las cuales incluyen patios con vegetación para permitir el acceso de luz natural.

El oratorio es una sala hexagonal con forjado de hormigón visto inclinado, revestida en sus paramentos verticales por madera ranurada de roble con dos despieces distintos. Este espacio se abre mediante un ventanal a un patio triangular dominado por un Ginkgo Biloba, árbol símbolo de la vida y la renovación.