La posición del edificio en terrenos de baja consistencia y muy antropizados con estratos superficiales romanos y árabes, determina el sistema de cimentación de este conjunto de oficinas, viviendas y locales comerciales en Málaga. Esta cimentación es de carácter profundo, y se ha resuelto mediante micropilotes con camisa metálica perdida, arriostrados con un encepado de vigas de hormigón armado. Sobre el forjado sanitario de la planta baja se levanta la estructura sobre rasante, compuesta por pilares y jácenas de acero cuya reducida sección y fácil montaje permitieron reducir los plazos de la puesta en obra, una ventaja importante teniendo en cuenta el complicado entorno del casco histórico en el que el edificio se inserta con naturalidad.

La imagen de las oficinas está determinada por la solución constructiva de la fachada. Esta se compone de una piel doble de vidrio y chapa perforada y lacada en color blanco, y está concebida para dotar al edificio de una transparencia variable en función de cómo incida la luz a lo largo del día y las estaciones. Sujeta a los cantos de los forjados mediante una subestructura de marcos metálicos ocultos, la celosía de chapa de las oficinas está formada por bandejas galvanizadas con los bordes plegados para dotarlas de mayor rigidez. Esta celosía funciona también como protección solar, y tiene ventajas desde el punto de vista compositivo, pues permite disponer una serie de miradores exteriores que horadan la volumetría de las oficinas, sin que se descomponga por ello la geometría del conjunto.

Adosadas a las oficinas, las viviendas sociales están construidas con una fachada ventilada de doble hoja: la interior se compone de placas de cartón yeso, mientras que la exterior consiste en una fábrica de ladrillo perforado. La fábrica se revoca y enluce a la manera tradicional, pero usando un mortero especial de cal con efecto catalítico, que resulta autolimpiable y descontaminante.