El proyecto de El Provenir fue el ganador de un concurso convocado por la alcaldía de Bogotá para desarrollar infraestructuras educativas en zonas sacudidas por la violencia y degradadas por la ausencia de infraestructuras públicas, con el fin de mejorar la atención a los bebés y niños menores de cinco años en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica. El programa solicitado estaba dividido en dos partes claramente diferenciadas: la primera con las zonas comunales y de uso múltiple, como sala-comedor, club infantil, administración y servicios; la segunda destinada a las aulas de aprendizaje para los niños.

Como en el caso del Parque Biblioteca España, el enfoque de la propuesta parte de la idea de desarrollar una figura arquitectónica contrastante y anómala dentro de su contexto. Para conseguir un volumen reconocible, capaz de generar identidad de barrio y de fomentar orgullo y apropiación en la comunidad, el jardín infantil es más que un edificio pensado para resolver el programa: así, se diseñó para convertirse también —sin perturbar las actividades escolares— en una centralidad urbana, donde los ciudadanos pudieran acceder a espacios de alimentación, capacitación, ocio y reunión.

El diseño del programa educativo está inspirado en estructuras de organización como las moléculas, así como en la teoría de conjuntos y en los juegos infantiles para armar, de manera que el edificio se plantea como un juguete que modifica el contexto. De esas referencias nace la organización espacial del proyecto, que propone una arquitectura compuesta por ‘subespacios’ temáticos y cambiantes.

El edificio está articulado por diferentes elementos. En primer lugar, una ‘cinta’ en forma de óvalo que define el recinto. Se dejan libres los bordes de la parcela, posibilitando el acceso desde cualquier parte de la manzana, y dando continuidad a la estructura recreativa del lugar. Un segundo componente es el patio, concebido como un conjunto divisible compuesto por el ‘patio exterior’ y el ‘patio interior’. El cerramiento ofrece la posibilidad de juntarlos o separarlos, otorgándoles independencia programática, con el fin de posibilitar su articulación y definición como una gran plaza de uso flexible. Otro elemento lo forman los módulos de aulas, planteados en un juego de escalas acorde con las diferentes edades de los niños. Los módulos de uso público se plantean alrededor de la cinta, y se pueden utilizar sin necesidad de entrar en el círculo. Allí se ubican la administración, los servicios generales, la cocina, el comedor o el auditorio, que además prestan servicio a la comunidad...[+][+]