El Colegio Helvetica es una institución fundada en el año 1949 por un grupo de ciudadanos suizos al norte de Bogotá, con el objetivo de ofrecer a sus hijos una formación acorde con la educación de su país de origen que les permitiera continuar allí sus estudios universitarios. Construida en 1954 por Víctor Schmid, la primera parte del conjunto fue declarada Bien de Interés Cultural por la Alcaldía, incluyendo todos los edificios diseñados por el arquitecto suizo, como la capilla, el comedor, el kínder, el área de administración y las actuales aulas de matemáticas. Las ampliaciones posteriores no tenían un valor arquitectónico significativo, a excepción de la biblioteca, y presentaban graves problemas de resistencia sísmica, por lo que debían ser demolidas y sustituidas por una nueva infraestructura. El desafío del proyecto era desarrollar un espacio educativo que respondiese a las nuevas formas de enseñanza y que, al mismo tiempo, fuera respetuoso con el edificio catalogado.

La estrategia empleada consiste en excavar un nivel para crear un patio inglés, lo que permite bajar la escala de la nueva construcción manteniendo la presencia de las construcciones históricas. El proyecto se organiza en dos alas que no se conectan entre sí; la menor está destinada a primaria y la mayor a secundaria, integrando la biblioteca existente. En las dos primeras plantas se disponen las aulas, y en la tercera, a modo de pequeñas torres, las aulas especiales dedicadas a música, artes..., que se abren al jardín de la terraza. Los extremos de las dos alas se inclinan para facilitar el acceso a la cubierta verde como prolongación de los bellos jardines del edificio patrimonial y como un patio de juegos que permite a los niños correr por los techos, rodar de un piso a otro o brincar entre los corredores.

El proyecto se gira en planta con el fin de adaptarse a las geometrías preexistentes, pero buscando también generar la mayor cantidad de espacios contenidos y residuales para el encuentro. En este caso, los espacios vacíos son tan importantes como los que albergan las aulas, ya que son los lugares que fomentan la construcción de la vida social de los estudiantes. El objetivo pedagógico fundamental es generar la mayor cantidad de experiencias y descubrimientos para el aprendizaje y el juego, con la idea de que el valor del espacio educativo está en lo que es capaz de propiciar en términos de relaciones y comportamientos. En este sentido, la arquitectura es en sí misma un dispositivo de aprendizaje lúdico y de juego: el espacio concebido como el ‘tercer maestro’, según el enfoque pedagógico de las escuelas Reggio Emilia.