Ubicado en el corazón de Berlín, el nuevo Instituto Alemán de Metrología alberga un programa muy variado, pero se manifiesta al exterior mediante una fachada muy compacta y contenida cuya expresividad depende de un único material: el ladrillo.

Evocando los tonos y acabados de los edificios históricos del entorno, la fachada de ladrillo está conformada por una filigrana de aparejos que dibujan una retícula de casetones ligeramente retranqueados, en la que se recortan, para romper la monotonía visual, huecos de distinto tamaño, algunos de ellos de gran formato y que hacen las veces de miradores.

La fachada está formada por tres capas: una hoja interior portante de hormigón armado y 25 centímetros de espesor: un aislamiento térmico de 14 centímetros de grosor; y la hoja exterior de ladrillo visto. Esta composición se modifica en los huecos, donde las hiladas de ladrillo se colocan inclinadas para conformar los petos abocinados...[+]