La iglesia de Santa María de la Costa se sitúa en Wangerland, una localidad de la Baja Sajonia a orillas del Atlántico, no lejos del parque natural de las marismas de Wattenmeer. Su sencillez tipológica se revela a vista de pájaro, pues el aparentemente complejo juego formal del edificio se basa en realidad en una planta en cruz latina convencional pero curvada e inscrita en un rectángulo. Volumétricamente, este esquema geométrico se traduce en la superposición de tres partes —un zócalo paralelepipédico, un espacio cruciforme y un remate curvilíneo— que, sin dejar de ser cada una de ellas fácilmente reconocibles, forman un conjunto revestido por un aparejo danés de ladrillos de Oldenburg. Mientras que el zócalo —hermético y riguroso— contiene los espacios de servicio, el sinuoso recinto cruciforme que emerge sobre él alberga la celebración de la liturgia, y se corona con un expresivo perfil curvilíneo que dota con su característica impronta orgánica a la iglesia, inundando de luz natural el interior del recinto sacro.