Hamburgo tiene en su extenso puerto fluvial su cara menos elegante pero más atractiva. Desde su histórica ubicación en la orilla norte del Elba, este gigantesco intercambiador comercial ha ido conquistando los infinitos brazos en los que el río se divide hasta formar una ciudad paralela en la margen sur donde una multitud de contenedores apilados evocan con su arquitectura involuntaria la de los almacenes de clinker que en otro tiempo protegían las mercancías. El Holzhafen es una de esas áreas portuarias que la modernización del transporte marítimo ha privado de su antigua función y que desde principios de los 1990 forma parte de la iniciativa para recuperar la relación de la ciudad con el agua. Los almacenes que anteriormente configuraban la fachada de Hamburgo hacia el Elba —en gran parte destruidos durante la II Guerra Mundial— están siendo rehabilitados y los solares vacíos se están colmatando con nuevos edificios residenciales y administrativos que conformarán una sucesión de arquitecturas singulares: el llamado ‘collar de perlas’ del frente fluvial.

Recientemente completado, el bloque denominado Holzhafen Ost ofrece ahora 16.000 metros cuadrados de oficinas en un volumen prismático y cerámico que recoge en su geometría elemental el carácter de los almacenes portuarios. Cuatro crujías se unen alternativamente mediante cuerpos paralelos a la orilla, dando lugar a una estructura en meandro que se extiende tanto en planta como en alzado. El resultado es un prisma perforado mediante vacíos que permiten ver el río desde la calle posterior. Esta compleja estructura espacial permite que el Elba pueda ser contemplado desde cada despacho. Como en las Kontorhäuser de la tradición hanseática, el atrio constituye el centro de gravedad del edificio y contiene la recepción y los núcleos de comunicación vertical, desde los que se accede a los pequeños vestíbulos de planta.

El proceso constructivo —parado varias veces por las iniciativas ciudadanas que se oponían a la actuación— ha tenido en el ladrillo su principal aliado. Tanto las fachadas, como los alféizares y la parte inferior de los cuerpos elevados se revisten del material que define buena parte del centro urbano. Las ventanas de 2,20 metros de altura han sido diseñadas para que su marco de madera desaparezca tras la fachada cerámica. Ordenadas en lo que a primera vista parece una matriz regular, se suceden en alineaciones que cambian ligeramente de un piso a otro, animando de forma casi imperceptible esta gran masa perforada por el aire y las vistas...[+]


Cliente Client
Biill & Dr. Liedtke Projectentwicklungsgesellschaft 

Arquitectos Architects
Kees Christiaanse con with ASTOC: Peter Berner, Oliver Hall, Markus Neppl 

Colaboradores Collaborators
J. Groote, C. Herbert, L. Oorschot, O. Schmidt, R. Wetzels

Fotos Photos
H. G. Esch