El casco antiguo de Basilea ha ido prescindiendo de los rasgos más pintorescos de su arquitectura, pero su origen medieval resulta fácilmente legible en la parcelación fragmentada que sus medianeras ponen de manifiesto. En uno de estos solares largos y estrechos se levanta un inmueble que adopta la línea de cornisa vigente en la calle y sustituye una casa anterior de dos alturas. Las proporciones extremas del suelo disponible —6,30 x 26 metros— convirtieron el proyecto en un compendio de estrategias para introducir la luz natural en los distintos espacios. Un patio se adosa a la linde sur en el punto en el que la medianera se abre a los jardines vecinos. Las viviendas se acomodan en torno a este vacío, retranqueándose respecto al nivel inferior para reducir la sombra. Por el mismo motivo, el frente a la calle se acristala dejando las cabezas de los forjados como únicas partes macizas de la fachada. Su presencia en la ciudad se matiza mediante celosías metálicas, que recuperan la escala menuda de las contraventanas tradicionales.

Un espacio comercial de dos alturas, cuatro viviendas y un ático dúplex se reparten las siete plantas del edificio. Con las circulaciones desarrolladas en profundidad, la reducida anchura del solar impuso segregar el ascensor de la escalera; cada piso tiene por tanto dos entradas diferentes: una junto al núcleo húmedo, que da entrada al salón, y otra desde la cocina. La zona de día se abre en U siguiendo el recorrido del sol desde las tres fachadas del patio y haciendo que la casa se mire a sí misma. Este esquema sufre una alteración en los dos últimos pisos, que acogen una vivienda en dúplex. En planta baja, el local comercial discurre paralelo al pasillo de ­acceso a la escalera que deja al descubierto las irregularidades de la medianera norte. Un vacío junto a la fachada y otro que ocupa la superficie del patio se expanden en toda la altura del local y funden los dos niveles de que consta en una experiencia continua. Un lucernario protegido con rejilla metálica introduce luz natural en el segundo espacio, que incorpora además una escalera propia.

Acristalada en su totalidad, la fachada a la calle oculta tras una cortina de celosías caladas este mundo interior. Realizadas en fundición, las contraventanas se incorporan a la escena cotidiana con un lenguaje próximo al de las tapaderas de la canalización o las rejillas de protección del arbolado. Una serie de incisiones sinuosas y verticales fueron elegidas para dotar a esta piel metálica de una vibración textil que oculta y revela la actividad del los inquilinos como el telón de un teatro. [+][+]