Ganadora de un concurso, la propuesta se inserta en el universo irregular y orgánico de un patio de manzana oculto tras la alineación tersa de las fachadas que acompañan la Hebelstrasse. Este espacio íntimo, al que se accede a través de un paso de carruajes, se caracteriza por naves y pequeñas construcciones utilitarias, surgidas a lo largo de las tapias que delimitan los solares a un ritmo marcado por la necesidad. Sustituyendo a uno de los galpones existentes, el nuevo edificio esconde la medianera pétrea con una construcción ligera y modulada. Las tres plantas de viviendas que lo forman retoman la línea de cornisa del bloque adyacente para justificar un cambio de material. Los dos pisos inferiores, de madera, se rematan con un ático retranqueado y de color oscuro.

Las seis viviendas de que consta el edificio acusan con su sucesión de habitaciones la estructura lineal de esta pieza enteramente abierta al sur. Lo previsible de esta sucesión se compensa introduciendo un quiebro en el trazado de la planta que acorta ópticamente su longitud. Como una cómoda o un gabinete, el cuerpo principal se reviste de paneles de madera de roble y convierte el patio en una suerte de habitación interior. Este empanelado se emplea bien para recubrir el aislante, formando una fachada posventilada, o bien para proteger el vidrio con contraventanas que se pliegan como un biombo a voluntad de los inquilinos. La galería que recorre toda la fachada dota a las viviendas de un espacio intermedio entre el interior y el exterior. Como un filtro hacia el espacio ajardinado, una sucesión rítmica de pilares de roble torneados a mano define su límite espacial. La columna se trata aquí como parte de una instalación espacial, con una forma ahusada que se expande entre el suelo y el techo prescindiendo de la basa y el capitel.

El muro de separación con el solar adyacente sustenta en gran parte las vigas de madera laminada que forman la estructura. Cuando la altura de esta tapia disminuye, el edificio se retranquea dejando un pequeño patio que, con una escalera de hormigón, procura una salida directa al jardín desde la primera planta. El último piso supera la altura de la pared de demarcación; aunque adopta la modulación impuesta por el cuerpo de madera, su fachada al jardín es completamente acristalada y cambia los pilares de madera por soportes metálicos. Los escasos paños opacos de este nivel, concentrados en el testero, se cierran con placas de fibrocemento gris que se distancian cromáticamente del volumen inferior y subrayan su proporción tendida. [+][+]