CIEP Tancredo Neves, Río de Janeiro
Oscar Niemeyer- Tipología Colegio e instituto Educación
- Fecha 1984
- Ciudad Río de Janeiro
- País Brasil
- Fotógrafo Leonardo Finotti
Después de construir el Sambódromo (1983-1984), escenario del carnaval carioca, con el entonces gobernador de Río de Janeiro, Leonel Brizola —un líder de la izquierda tradicional que volvía al poder después de las primeras elecciones tras el periodo militar—, Oscar Niemeyer diseñó los edificios para la reforma de la enseñanza propuesta por el antropólogo Darcy Ribeiro (uno de los intelectuales que más influyó en el arquitecto). La idea era llevar a cabo una revolución educativa basada en la enseñanza a tiempo completo, levantando cientos de unidades tipo construidas en serie. Se trata de «escuelas que no sólo tienen como objetivo instruir a sus alumnos sino también dar un apoyo efectivo a todos los niños del barrio. Y esto explica que tengan en la planta baja, abierta los sábados y domingos, gimnasio, consultorio médico y dental, biblioteca, etc.» escribió Niemeyer.
En Río de Janeiro —durante los dos mandatos de Brizola, 1983-1987 y 1991-1994— se construyeron casi quinientas escuelas, denominadas oficialmente como Centros Integrados de Enseñanza Pública (CIEP). La población local se refiere a ellas con el apodo de Brizolãos. Las unidades se proyectaron para albergar mil alumnos y cuentan con tres volúmenes aislados. El mayor, con cuatro pisos, contiene las aulas que se distribuyen en los dos pisos intermedios, el área de recreo, el comedor y el consultorio médico en la planta baja situando una azotea en la cubierta. La estructura de los volúmenes está constituida por piezas prefabricadas de hormigón con luces de cinco metros en el sentido longitudinal. En el sentido contrario, hay dos vanos con luces de ocho y seis metros. Las piezas estructurales de hormigón armado se elaboraban en una ‘fábrica de escuelas’ coordinada por el arquitecto João Filgueiras Lima, Lelé. Los otros dos volúmenes que constituyen cada CIEP son el gimnasio (en un edificio que contiene también los vestuarios), y una pieza octogonal que alberga la biblioteca. De las obras de Niemeyer, con elementos premoldeados como los del proyecto para el Cuartel General del Ejército (1968) en Brasilia y la Universidad de Constantine (1969), ésta carece de la libertad formal que el hormigón posibilita. Sin embargo, las aberturas del pabellón principal —con carpinterías de aluminio y petos de mampostería pintados de colores— dan identidad a las fachadas, que se reconocen desde lejos en la periferia de Río de Janeiro.
«Para mí esa idea de simplicidad arquitectónica es pura demagogia, discriminación inaceptable y a veces una timidez que sólo la falta de ingenio puede explicar», escribió Niemeyer sobre el asunto... [+]