Memorial de América Latina, São Paulo
Oscar Niemeyer 

Memorial de América Latina, São Paulo

Oscar Niemeyer 


De proporciones monumentales, el Memorial de América Latina fue construido por el gobernador Orestes Quércia quien, en aquel entonces, tenía ambiciones políticas de ser elegido Presidente de la República. Si bien su proyecto político fracasó, dejó como testimonio este conjunto que, como los CIEP, contó con un programa de necesidades establecido por el antropólogo Darcy Ribeiro.

El Memorial está dividido en dos partes interconectadas por un puente peatonal que pasa sobre una gran avenida. Los siete edificios se dispusieron de forma libre, por pura intuición del arquitecto, sin tener en cuenta el entorno, ocupado por una antigua área fabril junto al ferrocarril. Los terrenos están delimitados por una verja, y el acceso se efectúa por un túnel, con un mural de Sérgio Ferro que prepara al visitante para sorprenderle. Pero tal solución, que funcionó bien en la Catedral de Brasilia, no tiene sentido en el Memorial, ya que hasta el visitante más distraído percibe la grandeza de los volúmenes antes de entrar en el túnel. En la primera sección del terreno se sitúan el centro de información, el restaurante, la biblioteca y el salón de actos, además de la escultura de Franz Weissemann y la mano de Niemeyer. Apoyado en un pilar central, el restaurante (nunca construido) mostraba un tour de force estructural que se perdía con el empleo de un cerramiento de vidrio oscuro. La biblioteca y el salón de actos —con obras de Candido Portinari, Poty Lazarotto, Caribé, Bruno Giorgi, Mariane Perreti y Mário Gruber— pertenecen a la misma familia, marcada por grandes alardes estructurales y luces de hasta sesenta y noventa metros.

Después de atravesar la pasarela peatonal se llega al otro lado, donde está la administración, el pabellón de la creatividad y el teatro. La administración hace referencia al MASP (creado por Lina Bo Bardi en la década de los sesenta), pero con pilares interiores que ocultan un gran vano. El pabellón de la creatividad dispone de una secuencia de pórticos, derivados del proyecto de la Universidad de Brasilia. Con obras de Carlos Scliar, Alfredo Ceschiatti y Tomie Ohtake, el auditorio es la más interesante de las construcciones, semejante a la tipología del salón de actos y la biblioteca. El espacio tiene un escenario central y doble platea, que remite al SESC Pompeia (también de Lina Bo Bardi, década de los ochenta), que demostró ser poco adecuado. Una vez construido el conjunto, en 1991 fue ampliado con el Parlamento Latinoamericano, también diseñado por Niemeyer. Como respuesta a las críticas sobre la aridez del espacio libre, el arquitecto ideó una retícula con palmeras... [+]