Palacio de la Alborada y capilla, Brasilia
Oscar Niemeyer 

Palacio de la Alborada y capilla, Brasilia

Oscar Niemeyer 


Después del galpón llamado Catetinho, que servía de alojamiento temporal durante las visitas de Juscelino Kubitschek a la capital, el Palacio de la Alborada fue el primer edificio construido en Brasilia. El proyecto estaba terminado antes del concurso que definió el plan director de la ciudad. Construido para ser la residencia oficial de los presidentes de la República, el Palacio de la Alborada está en una península, próximo al Palacio de Planalto, pero fuera del plan de la capital. Frente a los pabellones de la edificación, una amplia pradera deja entrever su condición monumental. La construcción, marcada por columnatas en las fachadas mayores, cuenta con dos volúmenes anexos: al oeste, semienterrado, el pabellón de servicios y al este, en relación con el edificio, la capilla.

Tal composición formal evoca las haciendas brasileñas, en cuyo cuerpo principal estaba la denominada ‘casa grande’ rodeada de galerías y balcones y al lado, la capilla católica, con la misión de hacer presente la religión. Dada la dimensión continental de Brasil, las estancias rurales quedaban a días o semanas de distancia de los centros urbanos y la religiosidad —única actividad social en las haciendas— tenía un papel primordial. Completando el núcleo central de las haciendas, en un rincón, atrás o al lado, estaba la denominada senzala, que era el local donde dormían los esclavos.

El cuerpo principal del palacio posee una modulación en doce columnas con el cerramiento retranqueado. El detalle plástico de la composición es el diseño de la columna, que parece no tocar el suelo. Estructuralmente se trata de un artificio, dado que las piezas sostienen sólo la losa del forjado y la cubierta: la estructura de la parte interna del edificio está escondida junto a la carpintería del cerramiento. Prueba de ello es que en la fachada frontal, la columnata se interrumpe para señalar el acceso principal. En el subsuelo está la entrada privada, los vestuarios de los empleados, el cine, la bodega y los depósitos; en la planta baja, las oficinas, la sala de despachos, la biblioteca, la entrada principal, los comedores, la sala de música, etc. y en el piso superior, las estancias presidenciales.

Durante los gobiernos militares, muchos presidentes optaron por vivir en la segunda residencia oficial, una propiedad rural llamada Granja do Torto, a pocos kilómetros de la capital. El primer presidente que la adoptó como residencia oficial fue Fernando Henrique Cardoso, seguido por Luiz Inácio Lula da Silva, que la remodeló y solicitó a Niemeyer la construcción de una barbacoa... [+]