La vivienda se sitúa en Romeirão cerca de la pintoresca población costera de Ericeira, en un entorno rural salpicado de casas dispersas rodeadas por huertas y caminos cercados con muros de piedra. La parcela se ubica sobre una ladera abrupta, orientada al sur, en dirección a un valle surcado por un arroyo y cerrado por montañas. La acentuada pendiente cae en rampa en su parte superior y escalonadamente en la inferior, hallándose en la zona intermedia dos elementos que sirvieron como punto de partida del proyecto: un pequeña alberca para riego y un frondoso nogal.
Las primeras visitas al sitio sugirieron de forma casi inmediata el desarrollo de una arquitectura en estrecha relación con el lugar. Se optó por el diseño de un cuerpo recostado sobre la pendiente y orientado en la dirección contraria a la de acceso, que además de aislar en la medida de lo posible la casa de las vecinas, condujera las vistas desde el interior hacia el valle. La vivienda pretende fundirse con el terreno, con su forma y su materia, hasta el punto de que el propio edificio se transforma en suelo sobre el cual se puede caminar. Así, la pieza se incrusta en la ladera en la parte superior mientras que se despega levemente hasta quedar suspendida en la inferior. En este deseo de trabarse con el territorio se disponen múltiples caminos y muros en el solar fortaleciendo una profunda interacción entre lo natural y lo artificial.
Se construye un volumen alargado y tendido que se bifurca en la zona de la lámina del agua y del árbol dejando entre ellos un espacio privilegiado de estancia en el exterior. Se trazan dos piezas gemelas pero distintas; cada una mira en una dirección, y acoge una parte del programa. El cuerpo que alberga los dormitorios y ubica en su extremo la alcoba principal, gira la cabeza hacia el este y gracias a la elevación de la línea de cornisa genera una cubierta inclinada que abre la habitación al horizonte, por el contrario el otro volumen que aloja el programa más público y emplaza en su extremo la sala de estar, mira hacia el sur, inclinando su techo hacia abajo, en dirección al valle, reduciendo su sección en el extremo para cerrar las perspectivas y encuadrar el paisaje. Las dos piezas se unen mediante un austero corredor cuyos extremos tienen caracteres opuestos: mientras que al sur desemboca en el profundo panorama enmarcado por el nogal que ocupa el primer plano, al norte se abre a uno de los introvertidos patios excavados en la masa construida que favorecen espacios de sosiego intimista necesarios en un lugar tan expuesto... [+]
Cliente Client
Luís Gorjão Henriques
Arquitectos Architects
José Paulo & Nuno Miguel Feio Ribeiro Mateus/ARX Portugal
Colaboradores Collaborators
Paulo Rocha, Marco Roque Antunes, Susana Ferreira
Consultores Consultants
Rosário Salema (paisajismo landscape); SAFRE (estructuras structures)
Contratista Contractor
Artur Afonso
Fotos Photos
Fernando Guerra/FG+SG