La Casa Restelo cubre su fachada posterior, abierta a un patio privado, con una celosía que permite tamizar la luz solar, garantizar la privacidad del espacio interior y por otro lado hacer las veces de liviana reja protectora. Compuesta por dos partes —una fija que cubre los cantos de forjado y otra móvil de bastidores que se deslizan sobre las ventanas y las puertas correderas que cubren en su mayor parte la fachada—, la celosía está hecha de piezas fenólicas lacadas en blanco, que dibujan un patrón sencillo a base de pequeños cuadrados y diagonales. En las partes opacas, la celosía se superpone directamente al muro, compuesto por un peto de hormigón armado, un aislamiento de lana de roca de 40 milímetros de espesor y un panel fenólico de 19 milímetros pintado en el mismo color blanco de la celosía. Por su parte, las celosías móviles se apoyan en raíles de acero inoxidable que permiten superponer las distintas hojas en los laterales, dando pie a una sutil gradación de transparencia en la fachada...
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