La vivienda se sitúa en Sagres, junto al Cabo San Vicente del Algarve, en el extremo suroeste portugués. Con una larga tradición marítima, esta población fue elegida por el infante Don Henrique en el siglo XV como sede de la Escuela de Navegación, y sus aguas actualmente constituyen una gran atracción para la práctica del windsurf. La residencia rechaza la imagen superficial de la casa portuguesa, de fácil consumo para los turistas, que transmiten las construcciones habituales de esta zona. La parcela elegida se asoma a una abrupta ladera que desciende vertiginosamente hacia un valle.

Una configuración en forma de L alberga los dormitorios, cuyo volumen se aligera por medio de patios que ayudan a dotar de privacidad a las zonas interiores y a la piscina; una composición complementada con elementos constructivos que enmarcan visuales de fragmentos intactos del paisaje. Las piezas se orientan volcadas a la intimidad de los patios, generando vistas diagonales que se prolongan hacia el entorno. La tradición vernácula de las construcciones de la zona se reinterpreta expresado a través de un lenguaje arquitectónico propio del Movimiento Moderno, como el blanco de sus muros y los tejados planos que se empleaban en el pasado para secar frutas y pescado... [+]