Ampliación del Banco de España en Madrid
Rafael Moneo 

Ampliación del Banco de España en Madrid

Rafael Moneo 


Después de sucesivas ampliaciones desde su construcción en 1891, el Banco de España convocó un concurso en 1978 para el diseño de la última pieza que faltaba para que su monumental sede dominara toda la manzana. El proyecto ganador no recibió en aquel momento la licencia del Ayuntamiento para la demolición del inmueble existente, y la ampliación quedó en suspenso. Veinticinco años después, el proyecto recibió por fin luz verde, pero tuvo que ser revisado. Por un lado, se mantuvieron la mayoría de las decisiones tomadas años atrás; por el otro, se modificaron otras, ya fuera por razones de diseño o por las exigencias del programa.

Más de cien años después de su construcción, el Banco de España cumplió su anhelo de completar la manzana. La estrategia y las pautas que han guiado la ampliación surgen del análisis de la evolución histórica del edificio.

La solución adoptada partía del anhelo del Banco, dada su naturaleza, de presentarse como edificio exento y completo. Con este propósito —y sin miedo a utilizar un lenguaje distinto del actual y tampoco a pasar inadvertido— se partió del estudio de la evolución del edificio, y se analizaron los mecanismos compositivos de los que se habían servido los anteriores arquitectos. Este análisis detectó un aspecto fundamental: cuando se trazó la fachada este, flanqueada por las portadas de las cariátides, se dejó abierto un posible giro del edificio que uniera la calle de Alcalá con la de Marqués de Cubas. A partir de aquí, se pensó que esta esquina podría solucionarse con el mismo mecanismo con el que se resolvió la de Cibeles, es decir, por medio de un chaflán que procurara continuidad a los frentes de ambas calles y diera pie a la inclusión de un elemento singular con el que pudiera cerrarse de un modo representativo la perspectiva desde la Gran Vía.

A la hora de componer este alzado y los dos contiguos, se decidió tomar de nuevo como motivo la portada de las cariátides, pero con una sutil transformación que introdujera algunas piezas de escultura contemporánea, de modo que se fomentase un singular diálogo entre los elementos decorativos del siglo XIX y el naturalismo de nuestros días. Así, se optó por cambiar el trío manierista de fachadas de cariátides por una solución más reposada que encajara la poderosa fachada de Cibeles en la nueva esquina.

La ampliación cuenta con una superficie total de 4.736 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas sobre rasante y cuatro sótanos. Aprovechando los tres lados del chaflán en el primer piso, se definió una sala hexagonal que aloja la sala de reuniones del Banco Central Europeo. Por otro lado, se emplearon los mismos materiales que en el edificio primitivo: sillares de piedra con secciones potentes y elementos de forja (se prescindió de perfiles extrusionados), de manera que la construcción pudiera acercarse a los sistemas empleados en el siglo XIX.

En la ampliación se utilizan los materiales y técnicas empleadas en el edificio primitivo. Las fachadas se construyen con granito y caliza, y la ornamentación, obra del escultor Francisco López Quintanilla, está realizada en mármol.

Sección transversal chaflán 

Despiece alzados chaflán


Cliente Client
Banco de España

Arquitecto Architect
Rafael Moneo

Colaboradores Collaborators
Julio Olóriz (arquitecto a cargo del proyecto project architect); Diego Colón de Carvajal; Francisco González Peiró (aparejador quantity surveyor)

Dirección de obraConstruction supervision
Rafael Moneo, Francisco González Peiró 

Consultores Consultants
Jesús Jiménez/NB 35 (estructuras structures); Idom (instalaciones mechanical engineering) 

Contratistas Contractors
A.C.S. (Dragados), Detecsa, Volconsa

Superficie Floor area
4.736m²

Fotos Photos
Duccio Malagamba, Estudio Rafael Moneo