La propuesta respeta estrictamente el enunciado del concurso, al entender que se trata de la ‘ampliación y reforma del Museo de Bellas Artes de Bilbao’ y no de un nuevo museo. Esto llevó a valorar, en primer lugar, la situación actual, para llegar a la conclusión de que el Museo se encontraba ‘descolocado’ respecto a la traza de la ciudad, en la que la Plaza de Euskadi se ha convertido en auténtica protagonista de la escena urbana. De ahí que la propuesta partiera de una ligera modificación del actual trazado para dar pie a un encuentro más suave de la calle Elcano con la plaza, lo cual, unido a que el encintado del viario de la plaza se dispusiera en paralelo a la fachada del edificio, ayudaría a que el Museo pudiera contribuir a configurar el espacio de la plaza. El Museo estaría ahora ‘colocado’ en la plaza.

Resuelto el encaje del Museo en la Plaza de Euskadi, se analizaron los edificios que lo componen, y se llegó a la conclusión de que, por su historia y arquitectura, el primer edificio y el pabellón del BBK eran los que se deberían conservar y potenciar en la ampliación. Mejorar la condición del primer Museo fue una prioridad en este proyecto.

A la hora de aprovechar las áreas de ampliación ofrecidas en el concurso, se optó por la situada frente al Parque de Doña Casilda, y coincidente con la llamada Plaza de Eduardo Chillida, ya que en ella se podría ubicar con facilidad el acceso de las obras de arte, aspecto al que se prestó especial atención.

Aunque las bases contemplaban la posibilidad de construir bajo rasante en la plaza un nuevo sótano, en la propuesta se descartó tal idea. En primer lugar, porque la posición tangencial de la citada área con respecto al actual sótano no permitiría una eficiente conexión con el mismo. En segundo lugar, porque la excavación habría sido costosa y problemática. En tercer y último lugar, porque hacer uso de este suelo no ayudaría a solucionar el problema del acceso y recepción de las obras de arte.

En cuanto a la intervención sobre el edificio original, se decidió ponerlo en valor liberándolo de aditamentos innecesarios e incorporándolo a la vida cotidiana de la ciudad. Con este propósito, se propuso desplazar la actividad del Museo al sur, así como crear un patio/claustro que quedaría configurado por la fachada sur del primer Museo, así como por medio de un nuevo corredor y la suave rampa que acompaña a las columnas y el nuevo lobby del Museo. Este patio/claustro sería uno de los elementos claves de la ampliación, ya que restablecería la deseada continuidad entre lo nuevo y lo viejo, al tiempo que permitiría el despliegue de la colección permanente de escultura...[+][+]